lunes, 17 de octubre de 2011

La pobreza afecta al 77 por ciento de los bolivianos

Una investigación realizada por Aldeas Infantiles SOS y el Banco Mundial comprobó que el 58 por ciento de los niños y niñas vive en condiciones de pobreza y el 22 por ciento en situación extrema.

Hoy se recuerda el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza y los indicadores sociales muestran a que el 49,7 por ciento de la población es pobre y el 27,2 vive en indigencia. Sumados dan como resultado un 77 por ciento de bolivianos que todavía están en situación de pobreza, hecho que se refleja en las dificultades de acceso a servicios básicos, educación salud y calidad de vida.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (2007), alrededor del 60 por ciento de la población es pobre.

La presidenta de la junta directiva nacional de Aldeas Infantiles SOS, Ana María de Granda, señala que las brechas sociales y la situación de pobreza impide que millones de niños en el país tengan una infancia digna.

Por su parte, el economista Pablo Cuba comenta que no se han cumplido las Metas del Milenio, en las que está la reducción de la pobreza.

El analista considera que la economía del país ha mejorado con las distintas políticas orientadas al desarrollo humano, no sólo del gobierno de Evo Morales Aima, sino también de los pasados. Han influido las remesas internacionales y el buen precio de las materias primas.

“El acceso a la salud, educación, empleo es más alto que otros años”, dice.

Sin embargo, afirma Cuba que aún existe mucha desigualdad, principalmente con la población de zonas alejadas cuyo crecimiento de desarrollo o disminución de la pobreza es mínimo.

Granda insta a reflexionar sobre la lucha contra la pobreza, no sólo desde lo que refieren los proyectos nacionales, públicos y privados, sino desde la perspectiva de aquellas personas que cada día atraviesan una serie de obstáculos para mejorar sus condiciones de vida y la de sus hijos. También afirma que las historias de los protagonistas de la lucha contra la pobreza debe inspirar acciones concretas y sostenibles, “de lo contrario, tendremos que combatir otra forma de pobreza: la indiferencia”, concluye Granda.


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