"El Gobierno nos cercó y no permitió nuestro ingreso a la plaza Murillo. Nosotros haremos lo mismo en el Tipnis. Nadie entrará a nuestro parque, antes tendrán que matarnos", advirtió Bertha Bejarano, presidente de la comisión de movilización.
Llanto y tristeza. La mujer que presidió la novena marcha indígena, cargada de su décimo hijo, lloró pero reafirmó que la defensa del Tipnis continuará "pese a la insensibilidad del presidente Evo Morales y sus ministros".
Un mitin en la plaza San Francisco puso fin a la movilización que cobró tres vidas (dos adultos y un bebé por resfrío). Además, dejó una decena de heridos y constante hostigamiento de los leales al Gobierno desde el paso por San Ignacio de Moxos, ingresó a Caranavi, y Challa en la travesía a La Paz.
Ni siquiera tuvieron paz en el ingreso a La Paz, el 26 de junio, porque el gobernador local, César Cocarico, organizó "una contramarcha" que obligó a caminar por otras avenidas y calles del barrio de Miraflores.
"La marcha sufrió el desprecio del Gobierno y de la gente del Movimiento Al Socialismo", reflexionó Rafael Quispe, exautoridad del Conamaq. "La lucha seguirá y no los abandonaremos porque el 29 de julio estaremos muchos en la defensa del corazón del Tipnis", agregó.
La partida. Los indígenas, que durante dos semanas permanecieron en La Paz, emprendían ayer por la tarde el retorno a casa.
"La lucha continuará en nuestro territorio", reiteró Bertha Bejarano. También confirmó que varios dirigentes de la novena marcha irán a Santa Cruz para la defensa de la sede de la Cidob.
El ministro de Gobierno Carlos Romero dijo que se marcharon porque se sintieron huérfanos en La Paz y que su salida dará paso a un verdadero diálogo para poner punto final al conflicto.
Punto de vista
Jimena Costa
Analista Política
Gobierno se aprovechó de su pobreza para combatirlos"
“Los indígenas eran como un ratón hinchando a Goliat y se van de La Paz a defender su territorio, pero eso no puede ser considerado una derrota para ellos porque es como cuando a uno se le quieren entrar a su casa y los dueños salen ante las autoridades a presentar sus papeles, pero al no ser escuchados entonces vuelven a ponerles murallas y a repeler a los invasores.
En este caso hemos visto que la estrategia del Gobierno ha sido la misma que aplica a partir del 2010: desprestigiarlos, clonarlos, prebendalizarlos y reprimirlos, pero sobre todo aprovecharse de su pobreza para comprarlos con un motor fuera de borda, una posta, un teléfono o una pelota de fútbol, cuando en realidad esa debería ser la función del Estado, porque ahora que casualidad que se preocupen por firmar convenios y proyectos de desarrollo cuando antes ni se acordaban de ellos.
Los indígenas no se van derrotados, de ninguna manera, porque ha quedado en la conciencia colectiva que el Tipnis es una causa natural que se debe defender por encima de todo y queda en descubierto que al otro lado hay un Gobierno maniobrero, mentiroso y que usa todo el poder y el aparato mediático para destruir a quien se le cruza en el camino porque solo le interesa reproducir el poder y gobernar este país por 50 años como han dicho, cueste lo que cueste.
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