lunes, 3 de septiembre de 2012

Los ayoreos están acorralados por una deforestación que tiene sello español

Los ayoreos son el último pueblo indígena aislado de América que hay fuera de la Amazonia. Viven en el Chaco, una enorme extensión de monte que se extiende desde Paraguay hasta Bolivia y Argentina. Ahora su supervivencia puede estar amenazada por la deforestación de la zona en la que una parte de ellos están escondidos. Todas las miradas apuntan como responsable a la empresa ganadera argentina Carlos Casado S.A., que lo "desmiente categóricamente", informa el mundo.es en un reportaje que cita como fuente a la ONG Survival International.

Muchos miembros del pueblo indígena ayoreo han sido contactados, pero algunos permanecen escondidos en los bosques del oeste paraguayo. La ONG Survival Internacional muestra su preocupación porque "la desenfrenada destrucción del bosque en la región, gran parte de la cual es ilegal, les lleva a vivir en una constante huida".

La ONG denunció públicamente a principios de agosto que las autoridades paraguayas habían llevado a cabo una redada en la propiedad de Carlos Casado (filial argentina del Grupo San José) durante la cual pillaron in fraganti a trabajadores de la empresa mientras talaban sin autorización el bosque, construían edificios y diques e instalaban una alambrada en una gran parcela de bosque en el Chaco paraguayo de la que la empresa es propietaria.

La primera reacción del vicepresidente de la empresa, Diego E. León, fue asegurar que "en los 110 años de trayectoria del Carlos Casado S. A. en el Chaco se ha trabajado tradicionalmente en forma respetuosa con las autoridades de la Republica del Paraguay y con las comunidades que habitan en la zona, con quienes siempre se ha mantenido armoniosas relaciones".

Una vez que Survival Internacional sacó a la luz una carta remitida por la Secretaría del Ambiente de Paraguay a una organización ayoreo en la que se "confirma tanto que la empresa ha llevado a cabo trabajos de construcción de un embalse y de caminos, como que no tienen la licencia necesaria", cambió de argumentación.

Diego E. León pasó a interpretar que la citada misiva "no constituye una afirmación de los hechos", tan solo confirma que las acciones que se les atribuyen no tienen permisos ambientales. Reconoce que no han solicitado las autorizaciones, pero explica que no lo han hecho porque "tampoco hemos efectuado ningún tipo de desmonte o innovación de las mencionadas".
Su ´último refugio´
Survival ha documentado estos desmontes con fotografías y se refiere a estos trabajos como ´ilegales´ y "preparativos de la destrucción a gran escala de la zona". Añade que aunque la empresa hubiese solicitado los permisos medioambientales requeridos legalmente "probablemente habrían sido denegados, ya que se sabe que hay miembros no contactados del pueblo indígena ayoreo que viven en el bosque".

"Se sabe que los indígenas ayoreos no contactados están allí escondidos, en esa rápidamente menguante isla de bosque que es su último refugio", denuncia. Al mismo tiempo, se hace eco de que el desmonte "ha indignado a los expertos locales" y, en concreto a GAT, una organización paraguaya que desde 1993 trabaja con los ayoreos ya contactados para asegurar la zona.

Organizaciones locales hablan de ´etnocidio´

"Somos testigos de un etnocidio en marcha. Este crimen es una tragedia humana, y una vergüenza para Paraguay frente a los ojos del mundo – y solo parará si los responsables son detenidos y castigados", denuncian, según Survival, Gladys Casaccia y Jorge Vera, de GAT.

El director de Survival International, Stephen Corry, insiste en que Carlos Casado "ha actuado de manera ilegal, e irresponsable, al talar una zona de bosque que es parte de la tierra ancestral de los indígenas ayoreos".

Un estudio de los agoreros realizado por Survival señala que viven en pequeñas comunidades, cultivan calabazas, habas y melones en la tierra arenosa y cazan en el bosque. Las grandes tortugas, los cerdos salvajes y la abundante miel silvestre son comidas muy preciadas para ellos, de forma que la destrucción del bosque que habitan amenazaría seriamente su supervivencia.
Intento de engaño a los indígenas
Las denuncias locales sobre las supuestas intenciones destructivas de la empresa ganadera se remontan ya ha hace varios meses. En junio Survival International hizo público que habían intentado engañar a los ayoreos para que estos les permitieran construir una nueva carretera que habría partido el territorio de los indígenas por la mitad. La carretera habría recorrido el extremo norte de la propiedad de Carlos Casado.

La empresa está participada por el español Grupo San José, que, en declaraciones a ELMUNDO.es, se ha desvinculado de cualquier actividad que realice su filial, ya que "es una sociedad argentina en la que participamos como accionistas. La gestión diaria de la misma la lleva un equipo propio de Carlos Casado".

Stephen Corry, insiste, sin embargo, en la vinculación del Grupo San José con estos hechos: "Es asombroso descubrir que una de las empresas más grandes de España está envueltas en un comportamiento tan escandaloso (...) de seguir en sus trece, serán directamente responsables de la destrucción del corazón de la tierra de los ayoreos, una flagrante violación de la legislación paraguaya y de la normativa internacional".

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