domingo, 19 de agosto de 2012

El desafío es ser sostenibles

Dale a un hombre un pez y comerá un día; enséñale a pescar y comerá siempre. Este viejo proverbio cuyo autor ha quedado en el anonimato, resume como si hubiera sido escrito ayer, el desafío más importante, y el cuestionante más recurrente entre técnicos y detractores de la labor de asistencia social que realizan las organizaciones no gubernamentales en el país: su autosostenibilidad.

Para ponerlo a prueba no hace falta irse tan lejos. Solo basta con dejarse atrapar por la muralla de casas de barro y calamina que se alzan en la comunidad ayorea Degüi, ubicada en el séptimo anillo por la zona de la Villa Primero de Mayo, y ver el resultado de ocho años de ayuda y capacitación por parte de una de ellas.

La comunidad. Degüi es una aldea atrapada en la ciudad. Los 400 ayoreos que viven apretados en un espacio que no supera los 200 metros cuadrados cuentan una historia de traslados que comienza en 1985. Estuvieron en la plazuela Blacutt, luego los movieron a la avenida Brasil y tercer anillo donde se encuentra la generadora de electricidad Guaracachi. Finalmente llegaron al lugar que habitan ahora, y ya no quieren moverse. Es por eso que en 2004 acudieron a la organización de Apoyo Para el Campesino Indígena del Oriente Boliviano (Apcob), una institución no gubernamental con 30 años de historia de trabajo con pueblos indígenas.

El proyecto. Para iniciar un trabajo de asistencia social se deben seguir varios pasos, explica Lenny Rodríguez, la responsable de este proyecto. "Se requieren primero cuatro meses de estudio. Posteriormente se identifican las necesidades; en este caso seguridad jurídica, educación, salud, trabajo y documentos de identidad". A partir de ese momento se elabora la propuesta, se considera, se analiza su viabilidad (social y cultural) y se la aprueba. Debe venir vinculada con la normativa pública. También se requiere definir la fuente del financiamiento, pero sobre esto no tiene autorización para hablar de montos.

Algunos resultados. Degüi es una comunidad cuyas construcciones se deben al apoyo de instituciones como Apcob. Apenas se ingresa puede encontrarse una Iglesia financiada por la Misión Evangélica Sudamericana; la escuela que también funciona como nocturna y la guardería construidas por Apcob, e incluso la barda que rodea la pequeña comunidad tuvo financiamiento externo. En este caso Hábitat. Julia Chiqueno, profesora y residente de la comunidad, es encargada de coordinar los proyectos. Asegura que la asistencia es importante, y considera que es difícil imaginar que sería de la comunidad sin la misma. Pese a esto, observa que algunos problemas no se han solucionado. Tal es el caso del idioma. "Es uno de los grandes problemas. A causa de ellos muchos visitantes tienen problemas porque no logran comunicarse. A fines de los '80 una ONG trató de impartir la enseñanza, no obstante ante los pocos resultados dejó de lado el proyecto", explica.

Continuidad. La coordinadora de Apcop explica que el financiamiento para Degüi concluye en 2013. A partir de allí se espera que las iniciativas sean autosostenibles por sí mismas. Destaca por ejemplo el hecho que una comunaria, Julia, ya se haga cargo de la mayoría de los procesos. Ese es uno de los objetivos, formar liderazgos. Lo segundo que destaca es que la infraestructura escolar ya cuenta con ítems para docentes otorgados por el Servicio Departamental de Educación (Seduca). “Todo proyecto de ONG espera posteriormente complementarse por la parte estatal”, explica.

Reglamentación. A diciembre de 2011, el Gobierno había identificado 2.175 Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) operando en Bolivia, de las cuales alrededor de 144 son extranjeras. Solo en Santa Cruz, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), cuenta alrededor de 60. "Todos los fondos que llegan son presentados ante el Ministerio de Economía. Se presentan memorias anuales, reportes y auditorías a Impuestos Nacionales", señala Rodríguez.

Sin embargo, desde diciembre del año pasado se ha conformado una Comisión Parlamentaria para Investigarlas. La diputada del MAS, Betty Tejada, considera que existen muchas que operan de manera "ilegal". “No es que generalice. Pero existe un sinfín de organizaciones con programas que hasta la fecha no han demostrado ningún resultado sostenible", observa. La autoridad asegura que sumando a nivel nacional y municipal existen 5.000, por ello adelanta que a fines de agosto se establecerá una reunión con el presidente Evo Morales, para presentar los primeros diagnósticos de evaluación.

Ser o no ser sostenibles. En ese sentido, el director de la Fundación Unir, Álvaro Puente, opina que no todas pueden ser sustentables. "Por ejemplo, no es pensable ese criterio para un programa de alfabetización de adultos. Si se alfabetiza el problema se reduce y en eso consiste", opina. En el caso de la institución que dirige señala que su trabajo consiste en la prevención y solución de conflictos. Para asegurarse resultados, invitan a expertos internacionales que organizan talleres con profesores y funcionarios públicos. Un caso diferente a la Fundación de Hombres Nuevos, dirigida por Nicolás Castellanos, quien asegura que el 80% de su obra es autosostenible. "Desde que llegamos hace 20 años hemos construido más de 100 escuelas, formado 45 microempresas, 10 iglesias, cañerías y pozos de agua. Incluso llegado a poblaciones como La Guardia, San Julián y El Alto", señala. Además desde lo cultural la Fundación ha impulsado la construcción de la Escuela de Teatro y la Orquesta Sinfónica. "Y ese otro 20% que nos falta, depende de políticas nacionales y municipales. Es injusto que toda esa ayuda sea extranjera, y de algunos empresarios locales”, dice.

¿Opositores? "No tenemos pensamiento político, solo social. Cuando vemos que en el Plan 3.000 hay muchos niños en la pobreza y el presidente Evo Morales está comprando un avión, no nos quedamos callados. Pero somos críticos, no opuestos", opina Castellanos. De la misma manera, a la hora de referirse a la política, Puente asegura que no tienen un lineamiento político. "Hemos cuestionado cuando ocurrieron actos de violencia en el Tipnis. También ante la inquietud por carencias en sectores no atendidos. Pero lo hacemos para aportar y superar nuestra condición actual", dice.

Sin embargo, Helena Argirakis, cientista política, opina que es el tiempo de debatir el rol actual que cumplen estas instituciones. "Están desfasados. Con el retorno del protagonismo del Estado en atender a sectores históricamente marginados, no queda claro cuál es su función a partir de ahora", señala.

Eobre el pueblo ayoreo

Los ayoreos son un pueblo indígena del Chaco Boreal que proviene de la zona fronteriza entre el Paraguay y Bolivia. Hasta mediados del siglo XX ocupaban un territorio de 300.000 kilómetros cuadrados delimitado por los ríos Paraguay, Pilcomayo, Parapetí y Grande. Se agrupan en diez comunidades en nuestro país (Zapocó, Poza Verde, Puesto Paz, Guidai Ichai, Santa Teresita, Tobita, Urucú, Motacú, Rincón del Tigre, Belén) en las provincias Germán Busch y Chiquitos con un total de 1.700 personas. En el vecino país se agrupan en tres (Arocojnadi, Chaidi y Campo Loro). Son un pueblo cazador-recolector también dedicados a pesca y agricultura. En las ciudades son observados por vivir de la mendicidad, y prostitución.

Los cálculos del Gobierno

De acuerdo a cifras oficiales a diciembre de 2011, la extrema pobreza en el ámbito urbano y rural se redujo. Pasó de 24% en ciudades, a 4%; y del 63% a 43% en el campo. Bajo este criterio el ministro de Economía, Luis Arce, asegura que es un "objetivo posible" eliminar la extrema pobreza en un plazo de 12 años. Para lograrlo Bolivia tendría que experimentar un crecimiento sostenido del 10% anual del Producto Interno Bruto (PIB). Cifra que no se alcanzará este año ya que el crecimiento estimado es 5,5%.

El vicepresidente para la región del Banco Mundial (BM), Hasan Tuluy, calificó como "sólidos" los programas de alivio a la pobreza. Al mismo tiempo firmó una Alianza Estratégica 2012−2015, que coloca $us 450 millones en cartera para 13 proyectos de desarrollo rural.

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