Buscador

domingo, 11 de noviembre de 2012

31 comunidades perpetúan su lengua en cuentos

Existen relatos para entretener, relatos que nacen de la imaginación, que proponen y provocan algo... pero también relatos capaces de perpetuar una tradición oral...

Decididos a revalorizar y mantener viva su cultura, miembros de 31 comunidades indígenas de Bolivia narraron historias, mitos y leyendas en sus lenguas originarias y los interpretaron en cortometrajes educativos.

En el marco del proyecto Rescate de la historia oral en 36 lenguas y valores humanos a través de cuentos tradicionales, un equipo de seis cientistas sociales y ocho realizadores audiovisuales de la productora Docuandantes dejó la comodidad de la ciudad para adentrarse a la realidad que viven los pueblos originarios y captarla con sus cámaras.

Fue así como llegaron a la comunidad amazónica Pacahuara, donde conocieron a Busi Yaco, una de las últimas indígenas que habla su lengua nativa y que, con un hueso atravesado en la nariz y una sonrisa sincera, no tuvo problemas en narrar su historia personal.

También hablaron con el abuelo Asencio Cacharana, quien contó una leyenda tradicional, mientras los niños escuchaban con atención como si trataran de descifrar el idioma de sus ancestros que ya casi nadie habla en la comunidad Itonama, en Beni.

“Encontramos lugares donde ya no se habla las lenguas tradicionales, pero también nos encontramos con pueblos que luchan para no perder su tradición oral”, comenta Carlos Andrés Idrobo, productor de Docuandantes.

Este proyecto -promovido por la Organización de los Estados Iberoamericanos (OEI) y el Ministerio de Culturas- se realizó durante tres meses, con seis equipos multidisciplinarios que trabajaron simultáneamente en las diferentes comunidades.

“De inicio debíamos presentar 36 videos de pueblos originarios, pero como la idea era hacerlos con su aprobación y con ellos como narradores y protagonistas de sus historias, accedimos a 31 comunidades dispuestas a involucrarse en el proyecto”, explica Solange Castro, directora de la productora.

Luz, cámara y acción

Conformados los equipos, empezaron a negociar con las autoridades de los pueblos para obtener el permiso de filmar en las comunidades y con los comunarios.

Fueron ellos, además, los que eligieron la historia de su preferencia, de acuerdo con sus vivencias y realidades, y al mejor narrador para compartirlas.

A partir del relato propuesto, los niños y adultos realizaron guiones con dibujos ilustrativos que después fueron llevados a escena. Esto les permitió recordar su tradición y aquellas palabras que parecían quedar en el olvido.

Interiorizados en el proyecto, algunos se ofrecieron a actuar, mientras otros optaron por trabajar detrás de cámaras. Todos fueron bienvenidos y todos fueron parte esencial de esta noble misión.

La pericia era lo de menos. El equipo profesional de realizadores audiovisuales fue el responsable de impartir los conocimientos técnicos para que los niños pudieran tomar las cámaras y jugaran a ser famosos cineastas.

Los mosetenes, por ejemplo, quisieron dar a conocer una leyenda sobre el origen del plátano, narrada por uno de los abuelos más sabios de la comunidad, e interpretada por un grupo de niños disfrazados de aves, con picos de papel y caras pintadas.

Todas las historias se desarrollaron en espacios que reflejan su estilo de vida y la naturaleza que los rodea, entre animales, campos floridos e indescriptibles paisajes.

“La idea era vivir un fragmento de la realidad de la gente en cada comunidad. Fijamos diez días por población, en algunas nos quedamos más de 14”, recuerda Idrobo.

Finalizada la actuación y la filmación, editaban el material para mostrarlo a la comunidad y recibir su aprobación. Al verlos conformes con el resultado, recién podían marcharse, dejando en sus manos esa primera muestra del video.

Este encuentro cercano con diferentes realidades fue, en definitiva, una experiencia transformadora que les permitió “encontrarse en el otro”, trascendiendo las barreras del lenguaje para mantener viva nuestra tradición oral.

No hay comentarios:

Publicar un comentario