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martes, 17 de mayo de 2011

Las lenguas nativas están en peligro

En sus 25 años de existencia, la Reunión Anual de Etnología (RAE), organizada por el Museo Nacional de Etnografía y Folklore, ha sido un espacio de reflexión y debate sobre la diversidad lingüística del actual Estado Plurinacional de Bolivia. En ese espacio se discutió el tratamiento, reconocimiento y proyección al futuro de las lenguas andinas y amazónicas.

Entre 1987 y 2000, en el marco de la RAE, el espacio privilegiado de debate sobre las lenguas nacionales fue el Seminario de Etnología Contemporánea. Entre los primeros participantes están los lingüistas Juan de Dios Yapita, Basilio Mamani, Pedro Plaza, Mario Montaño y José Mendoza. Posteriormente, entre 2001 y 2006, el foro de lingüística pasó a formar parte del Seminario de Antropología Histórica. Finalmente, el año 2007 se creó el

Seminario de Lingüística, Educación Intercultural Bilingüe y Oralidad. Desde entonces este Seminario se desarrolla de manera ininterrumpida con la participación de investigadores nacionales y extranjeros.

El abordaje lingüístico corresponde fundamentalmente a tres lenguas. La lingüística aymara tuvo un tratamiento sostenido en sus diferentes planos; la siguió en menor medida la lingüística quechua y, finalmente, la lengua uru-chipaya también estuvo presente. Es necesario puntualizar que en los anales de la RAE se constatan poquísimos estudios sobre las lenguas de la Amazonia y del Chaco.

Las temáticas de las investigaciones son diversas. Predomina la lingüística aplicada en sus diferentes disciplinas. En este marco, la constante a lo largo de los 25 años de la RAE es la educación bilingüe. Se ha abordado la educación bilingüe desde su concepción filosófica, el diseño curricular, los materiales educativos, las estrategias de aprendizaje y los métodos de enseñanza, tanto de la primera como de la asegunda lengua desde el nivel inicial hasta el nivel de educación superior universitaria.

A lo largo de los años también se han tratado temáticas relativas a la lexicología y la lexicografía aymara, aunque sin la contundencia necesaria. Para cerrar esta sección, hay que resaltar la realización de la mesa redonda Lenguas de Bolivia: implicaciones para nuestro conocimiento en el contexto andino-amazónico, que a corto plazo forjó el tratamiento de las lenguas andinas, amazónicas, del oriente y temas nacionales.

Problemas. De las discusiones llevadas a cabo en la RAE se derivan algunos problemas lingüísticos que merecen urgente tratamiento: 1) la situación y vitalidad de las lenguas nativas, a pesar de la declaratoria de lenguas oficiales; 2) la normalización o estandarización para su cultivo y desarrollo; y 3) los abordajes de la lexicología, la lexicografía y la lingüística aplicada a la educación. En lo que sigue, veremos muy enunciativamente la situación y la vitalidad de las lenguas nativas en el país.

La situación de las lenguas nativas en el mundo es aterradora. El proceso de globalización también implica la globalización lingüística, que afecta fatalmente a las lenguas nativas. El 96% de la población del mundo habla sólo entre 10 y 20 lenguas dominantes. Y, por el contrario, las 6.000 lenguas indígenas actualmente existentes en el mundo son habladas sólo por el 4% de la población mundial.

Según la Unesco, la vitalidad de las lenguas indígenas en el mundo corre serios riesgos. Cada año mueren diez lenguas, lo que implica que cada dos semanas desaparece una. A este paso, pronto desaparecerán más de mil lenguas en el mundo. Lo que significa que de las 6.000 lenguas vivas al presente en este siglo desaparecerían más de 5.000 y sólo 900 se seguirían hablando. Lo dicho debe alertar tanto al Estado como a la sociedad para adoptar urgentes medidas de sensibilización que permitan proteger, mantener y desarrollar las lenguas que se encuentran en situación de amenaza. Y ahora bien: ¿cuál es la vitalidad de las lenguas indígenas en Bolivia?

Para responder a esta pregunta nos apoyamos en las categorías que utiliza la Unesco. En Bolivia, al parecer ninguna de las lenguas está a salvo, ni las lenguas mayoritariamente habladas como el aymara y el quechua. Según los datos de la Unesco, tres lenguas de las tierras bajas y una de las tierras altas se encuentran en situación vulnerable (tsimán, guaraní, weenhayek y chipaya), la mayoría de los niños no hablan la lengua y su uso está restringido a los adultos. Por otra parte, nueve lenguas están en peligro: los niños ya no las aprenden y sólo son cultivadas por los abuelos (cavineño, chacobo, bésiro, esse ejja, guarayo, mojeño, tacana, ayoreo y yuracaré). Ocho lengua se encuentran seriamente en peligro (araona, cayubaba, mosetén, movima, sirionó, yaminahua, tapiete y machineri) Otras ocho lenguas están en situación crítica (baure, cayubaba, itonama, lecos-leko, maropa, moré, pakahuara y jorá), lo que quiere decir que los únicos hablantes son los abuelos, pero sólo parcialmente; y por último, tres lenguas se encuentras en proceso de extinción (canichana, uchumataqu y cholo): ya no quedan hablantes de estas lenguas. Por último, señalamos que no hay datos sobre la situación de las lenguas guarasugwe y toronoma.

Para finalizar, hay que decir que en Bolivia se ha dado un gran avance con la oficialización de nuestro patrimonio lingüístico y con el reconocimiento del carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe de la sociedad. Sin embargo, la brecha entre la retórica legal y la práctica todavía es enorme.

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