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domingo, 5 de febrero de 2012

Los guaraníes trasladan su batalla al interior de la APG

El pueblo guaraní fue uno de los primeros en organizarse, pero será uno de los últimos en ver sus demandas satisfechas. A 15 años del inicio del saneamiento de tierras, el territorio ancestral que reclamaron como propio sigue desarticulado, atravesado por intereses petroleros y ganaderos y solo han conseguido titular unos 2,5 millones de hectáreas, el 25% de su demanda original. Además, ahora se enfrentan a problemas internos, ya que una parte de la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG), la mayoritaria, es afín al Gobierno de Evo Morales, y otra parte se mantiene bajo las directrices de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), enfrentada al Ejecutivo desde la octava marcha indígena.
Estos problemas quedaron al descubierto la semana pasada. Mientras un grupo de guaraníes se encontraba movilizado para exigir que se cumplan los pasos de la consulta previa informada antes de instalar una planta de gas en Tacobo Mora, el nuevo presidente de la APG, Faustino Flores, se definía como “militante del proceso de cambio”, junto al presidente Evo Morales, en el acto que recordaba los 120 años de la batalla de Curuyuqui.
Celso Padilla, presidente del Consejo Continental de la Nación Guaraní, y presidente saliente de la APG, evita hablar del tema, pero desde el interior de la Cidob explican que la nueva dirigencia nacional de la APG no participa aún de las reuniones de la confederación.
Para Wilson Changaray, exdirigente de la APG y hoy diputado por el MAS, lo que hay es independencia de las capitanías zonales, que tienen, tanto experiencia como autonomía, para tratar temas de explotación de petróleo y que solicitan ayuda a la representación nacional cuando lo ven conveniente.
Padilla se queja de que el saneamiento está paralizado por falta de recursos, pero también de lo que él describe como politización del INRA, que suele beneficiar más a los campesinos y ganaderos que a los indígenas. Recuerda que el INRA está en manos de un exasesor del Nemesia Achacollo, representante de las Bartolinas y el movimiento campesino. Eso provoca que el territorio guaraní sea un archipiélago de comunidades y no un territorio.
Es por eso que las hectáreas donde se instalará la planta separadora de líquidos, cerca de Río Grande, eran importantes de la comunidad Tacobo Mora. La demanda de la comunidad supera las 250.000 hectáreas y en 15 años apenas se han encontrado 4.000 disponibles.
Magalí Barba, técnica de la Cidob que participó en la negociación de Tacobo Mora, explica que la desconfianza de los guaraní respecto al Gobierno ha crecido en los últimos años debido a que se ha incumplido los acuerdos, no importa si estos se firman con el vicepresidente o algún ministro.
En el caso petrolero, además, los guaraníes tienen experiencia y no todas son buenas. Durante décadas lo único que le quedó fueron los pasivos ambientales, pozos mal sellados que contaminan la poca tierra que les quedó, sobre todo en el parque Aguaragüe. Ahora tratan de evitar eso en Río Grande. Nelson Bartolo, responsable de la secretaria de Recursos Naturales y Medioambiente de la APG, habla de coordinar muy de cerca con YPFB Corporación.
La tierra aún deberá esperar y Padilla plantea reformular la ley agraria para priorizar el cumplimiento de las demandas de 1996, antes de atender nuevos pedidos de tierra de campesinos.

Pierden más con las vacas
Leonardo Tamburini | Director de CEJIS
Los guaraníes fueron uno de los primeros en organizarse para poder reivindicar sus recursos, para tratar de recuperar algo de lo mucho que le quitaron. Después de la Guerra del Chaco el territorio guaraní quedó cuadriculado, pero este pueblo no ha perdido tanto con las petroleras como perdió con la hacienda, como perdió contra el ganado.
Recientemente, en 2005, este pueblo logra consolidar sus derechos en la legislación y comienza a reclamar su cumplimiento y, desde entonces ha acumulado experiencia para enfrentar este tipo de problemas. Ahora necesita conseguir una mayor equidad en la distribución de muchos importantes beneficios, mejorar los niveles de democratización hacia abajo. Es un punto débil.
Pero también está el tema agrario. En el 96 se hizo una demanda de 10 millones de hectáreas, que quedó en cinco millones tras una negociación con el MNR. Sin embargo, el saneamiento fue muy largo y el pueblo perdió mucho territorio, por varias razones, incluido sus propios dirigentes. Incluso parte de lo titulado no ha significado victoria. Era tierra que ya poseían o que no reclamaba nadie. Por ello, la posibilidad de actividad económica en su territorio es muy poca. Debe haber otra estrategia de consolidación y acceso a la tierra, pero este no es el momento más favorable para una reforma agraria. Puede ser mayor el riesgo que la ganancia.

Discordancia

División. Durante la marcha en defensa del Tipnis, un grupo de guaraníes abandonó la movilización y comenzó una negociación paralela con un grupo de ministros. Definieron otra agenda de demandas y allí se iniciaron los problemas internos de la Asamblea del Pueblo Guaraní.

Elección. Faustino Flores es representante de Ingre (Chuquisaca) y fue elegido en diciembre con 26 votos frente a 12 de Celso Padilla y nueve de una representante cruceña.

Tierra. El mayor problema de los guaraníes es la falta de espacio para el desarrollo de sus comunidades. La mayor parte del territorio recuperado en saneamiento son retazos pequeños que no alcanzan para asentamientos comunales.

Recursos. El gas sale de su territorio, pero solo se benefician con poco más del 1% de los proyectos del Fondo Indígena, formado por el 5% de los recursos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos.

Fondo Indígena llega, pero con pocos proyectos
A Celso Padilla no le parece justo que la Asamblea del Pueblo Guaraní solo haya accedido a aprobar 40 proyectos en el Fondo Indígena, cuando la Confederación Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), Confederación de Mujeres Campesinas y Originarias Bartolina Sisa (Cmco-BS) y la Confederación de Comunidades Interculturales de Bolivia (CSIB) tengan en etapa de aprobación unos 2.500 proyectos.
Pese a que el gas sale de las entrañas de las tierras bajas, los fondos que produce el auge hidrocarburífero se sigue concentrando en proyectos de pueblos de tierras altas, más afines al Gobierno y de mayor cantidad de población.
Padilla recuerda que el pueblo Guaraní bloqueó las carreteras del sur durante 31 días en 2005 para conseguir la nacionalización de los hidrocarburos y la aprobación de este fondo y que a él le rompieron la rodilla en el desbloqueo de Tatarenda Viejo.
Esa mañana de septiembre de 2005 también estaba Wilson Changaray, que era vicepresidente de la APG y uno de los líderes del bloqueo. Hoy es diputado del MAS y reconoce que hay problemas con el fondo y que está en etapa de restructuración.
“Entiendo que habrá una convocatoria para analizar el estatuto y reformularlo. Creo que de hecho se va a equilibrar el tema de procedimiento y la distribución de los fondos”, explicó.
Padilla explica que la mayoría de las comunidades guaraníes no tiene agua potable y mucho menos gas domiciliario; pero, lo que más teme, es que los recursos del Fondo Indígena, unos Bs 1.000 millones, vayan a financiar proyectos de Bolivia Cambia, Evo Cumple, el programa de infraestructura manejado por el presidente Morales. En el acto de Kuruyuki, según la agencia ABI, el mandatario prometió $us 100.000 del Fondo Indígena para un programa de control social de la producción agraria que manejarán sus nuevos aliados de la APG. Para Padilla, esto confirma sus peores predicciones.

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