jueves, 22 de diciembre de 2011

La unión aymara no acaba con la muerte

Los novios adoptan un pseudónimo para casarse, aunque de igual forma deben ser acompañados por padrinos y testigos.

Bajo el cielo cubierto de nubes, una pareja de aymaras unió sus vidas para siempre con una ceremonia sencilla, pero llena de significado. La ceremonia se cumplió en el Warakho Apacheta Achachila, en el camino a Oruro, ayer, durante el solsticio de verano.
UN LAZO ETERNO. El matrimonio aymara trasciende la muerte y no cree en el divorcio ni en la separación. Para ello, durante la ceremonia, la pareja recibe las energías cósmicas del mundo andino a través de dos illas.
El rito tiene lugar frente a un altar, donde los novios adoptan un pseudónimo. Los atuendos que visten son también reflejo de su cultura milenaria.
El Consejo de Amautas Indígenas del Tahuantinsuyo prepara una mesa dulce y otra de colores para invocar al sol, a la luna, a las estrellas, al agua y al viento, pidiendo que la naturaleza dote a los presentes de energía positiva en todas sus actividades.
PARA UNA MEJOR SUERTE. Los futuros cónyuges adoptan un pseudónimo según su fecha y lugar de nacimiento.
El amauta Víctor Machaca explica que para esa ocasión, “el novio se llama Yawar y la novia Wara Wara; los padrinos son Tunupa y Quimsa Wara Wara, esto se hace porque puede que antes la unión haya recibido la bendición de la Iglesia Católica o de otra religión y no le ha ido tan bien. Nosotros, con esta ceremonia vamos a hacer que les vaya mucho mejor”.
Entonces se invoca la energía del Wari Willca y Maxi Willca y se piden deseos a los achachilas, porque la unión, asegura el amauta, “va más allá de la muerte, donde no existe lo material”.
Terminada la ceremonia y recibidos los deseos de bienestar, los padrinos y recién casados se unen en un solo abrazo para luego ponerse en fila para acoger a los participantes.

2 bautizos también fueron celebrados durante el solsticio de verano en la apacheta de El Alto.

Un registrador se encarga del documento. Como si fuera un notario, una persona lleva el registro de lo que sucede con Yawar y Wara Wara, para luego tramitar el certificado de matrimonio aymara para la pareja en un registro civil. Según el amauta Víctor Machaca, estos documentos tienen el mismo valor legal que los comunes, ya que estas ceremonias están reconocidas por la Constitución Política del Estado.

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