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jueves, 24 de marzo de 2011

Equinoccio de otoño inicia el ‘Chacha Pacha’

Es la ceremonia del compromiso con uno mismo, con la pareja y con la comunidad. Tiempo de reflexión y descanso de la tierra.

Con la llegada del equinoccio de otoño, el 21 de marzo, empieza la época destinada al varón, conocida como el Chacha Pacha que se caracteriza por la preparación del compromiso, es la transición en la que se unen dos parcialidades, es la unión sagrada del chacha-warmi (hombre-mujer), también se cumplen con los bautizos, la elección de nombre de los recién nacidos, pero principalmente es el camino sagrado del yatiri (sabio aymara) llamado el ‘yatir thakhi’.

Según los estudios del filósofo aymara y director general de Ceremonias del Ministerio de Relaciones Exteriores, Fernando Huanacuni, el Chacha Pacha es un tiempo en el que los yatiris eligen a quienes van a dar continuidad a la labor de ser portadores de la sabiduría ancestral, para generar y continuar con un linaje, entendido como un rol social, un puente entre el pasado y el futuro de la sabiduría generacional de los pueblos aymaras.

Huanacuni menciona entre sus investigaciones que el 21 de marzo se cumple con una ceremonia de un compromiso de vida ligado a la pervivencia de la sabiduría ancestral, es el compromiso de quienes van a guardar la experiencia generacional de la cultura de la vida.

“Pero al margen de quienes van a seguir o no un camino o ‘sarawi’, existe un compromiso con uno mismo, con la pareja, con la comunidad y con los demás”, asevera el filósofo.

Huanacuni afirma que como comunidad debemos replantearnos muchos aspectos.

¿Estamos asumiendo algún compromiso? Y en ese caso, ¿con qué nos estamos comprometiendo?

Nosotros “somos los más grandes agricultores de nuestras propias vidas” —dice el investigador— y hasta ahora, lamentablemente, la naturaleza del individualismo originado en el capitalismo ha provocado que cosechemos y fomentemos la desintegración y la destrucción entre nosotros.

El ser humano (jaqi-warmi) se ha aislado, en los últimos tiempos, de todo lo que le rodea y ha perdido la capacidad productiva en complementariedad con las demás formas de existencia en el cosmos.

La época de lo masculino es también el tiempo en que se deja descansar la tierra, es tiempo de mirar las estrellas, de reflexión, de introspección, para otra vez preparar la nueva tierra para volver a sembrar. De esta manera, se completa el ciclo agrícola. La parcialidad de la mujer o Warmi Pacha se inició con el Sata Qallta el 21 de Septiembre, fue el tiempo de lo femenino, de la Pachamama o Madre Naturaleza, de la fertilidad, de siembra y de cosecha. Terminó el 21 de marzo con el Chacha Pacha.

El Juypi Pacha (tiempo frío) es el tiempo de la reflexión que transcurre de abril a junio, hasta el nuevo ciclo aymara o Mara Taqa que se cumple cada 21 de junio. Y luego ingresamos a la etapa del despertar de la tierra —dice Huanacuni— entre julio y agosto, paralelamente a nuestro despertar en aspiraciones, ideas, sueños. Para lo cual, hay que reordenar las prioridades.


Ciclos agrícolas y transiciones

Los ciclos agrícolas se rigen en base a un calendario ancestral de los pueblos aymaras y quechuas, a la vez, están relacionados con las transiciones que se producen de forma natural en las vidas del ser humano o del jaqi-warmi (hombre-mujer).

Los ritos y ceremonias que son milenarios se cumplen en los dos equinoccios y dos solsticios que se registran en el transcurso del año.

El filósofo aymara Fernando Huanacuni menciona la urgencia de recuperar nuestros calendarios ancestrales que permiten, a quienes se rigen a ellos, unirse a la vibración de la Madre Tierra y el Cosmos.

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