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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Entre las tradiciones y los cambios actuales

Todo el país se concentró en el Día de Difuntos y miles de familias acudieron a los cementerios, tanto en las ciudades como en las poblaciones rurales. Un marcado sincretismo fue el denominador común de la celebración, pues convivieron desde las más antiguas costumbres hasta las más recientes manifestaciones foráneas que están de moda, sumando al imaginario colectivo las figuras terroríficas de Halloween.
La tradición de armar tumbas y poner los alimentos que le gustaban al difunto se mantuvo en la mayoría de los camposantos del país, tanto en occidente de donde es originaria la costumbre, como en el oriente, donde los migrantes tratan de mantener sus raíces. Las familias levantaron altares en los que ofrendaron frutas, bebidas alcohólicas, dulces y las famosas tantawawas (figuras antropomórficas) hechas con pan. La masiva llegada de ciudadanos a los cementerios causó congestión vehicular en las ciudades capitales, especialmente a partir de las 16:00, cuando comenzó a concentrarse mayor la cantidad de gente.
En los camposantos de los departamentos del valle, como en Tarija y algunas poblaciones chuquisaqueñas, se mantuvo la costumbre de los compadres, en el que en un ritual de confraternidad, acompañado de chicha, los deudos buscaron padrinos para ‘bautizar’ a sus tantawawas.
La celebración del Día de Difuntos, que coincide con la llegada de las lluvias, marca, en muchos lugares del país, en especial en Oruro, el inicio de los preparativos de Carnaval previsto para febrero y marzo del próximo año.
Virginia Urquizo, una vecina de Sucre, indicó que la población sucrense es tradicionalmente católica; por lo que la fiesta de Todos Santos comienza el 31 de octubre, cuando la celebración está dedicada a los angelitos, las pequeñas almas. El 1 de noviembre es el día de Todos Santos de la Iglesia Católica y, recién el 2 es el Día de Difuntos. En Sucre ayer, en una manifestación relativamente nueva para la ciudad, cientos de familias llegaron hasta el cementerio acompañadas de bandas de música. Otros todavía mantuvieron la tradición de armar altares en sus domicilios junto a la foto de sus difuntos y comieron mondongo, acompañado de chicha. En el valle cochabambino, es tradicional adornar una mesa con panes, canastas de dulces, frutas de la época, como la piña y la sandía, además de comidas, como la lawa y los ajíes; bebidas como la chicha y la cerveza, todo lo que en vida le gustaba al difunto.
En el municipio de Arbieto, en Cochabamba, las autoridades municipales organizaron una agenda cultural para estos días con el propósito de rescatar las tradiciones.
"Aquí se estaba olvidando nuestras costumbres, y los niños ya no sabían el significado de cada elemento en la mesa de Todos Santos, por eso organizamos cada año ferias con agenda cultural que explican la tradición de nuestros abuelos", dijo Richard Moya, presidente del Concejo Municipal.
Especialmente en las ciudades, los jóvenes y los niños relacionan esta fecha con Halloween y la llegada de brujas y zombis y monstruos; sin embargo, también participan activamente de las constumbres que les transmiten en su casa.

Lloran a los muertos del narcotráfico
Desconsolados mexicanos encendieron velas en altares y dejaron flores anaranjadas durante el Día de Muertos en las numerosas tumbas de las víctimas de la guerra contra el narcotráfico, sobre todo en ciudades del norte del país, acosadas por la violencia.
En distintos cementerios, las personas quemaron incienso y llenaron las tumbas con las llamadas ‘catrinas’, esqueletos con diversas vestimentas hechos de papel maché con las que los mexicanos celebran a sus difuntos, a quienes además llevan dulces, tequila y música de mariachi.
El Día de Muertos en México mezcla creencias del catolicismo con otras prehispánicas por las que se considera que los muertos regresan una vez al año para reencontrarse con sus seres queridos. Pero las celebraciones, de carácter festivo y que atraen a turistas, se convirtieron este año en una muestra de frustración y rabia en la norteña ciudad de Monterrey, la más rica del país, donde la explosión de granadas y tiroteos en las calles han cobrado la vida de inocentes.
"Es como un sueño feo y todos tenemos miedo", dijo Chrystel Rangel, compañera de clase de la estudiante universitaria Lucila Quintanilla, de 21 años, que murió el mes pasado por el disparo de un sicario durante un tiroteo en una concurrida calle. / Reuters

En otros países

- El Salvador. Cargando coronas fabricadas con ramas de árbol de ciprés o ramos de rosas, claveles, margaritas o lirios, los salvadoreños ingresaban poco a poco al cementerio general, ubicado junto al mercado central en pleno corazón de San Salvador./EFE
- Honduras. Miles de hondureños concurrieron ayer a los cementerios del país a honrar a sus muertos en el Día de Difuntos, tradición que aprovecharon numerosos vendedores de flores, agua y alimentos, entre otros, como una oportunidad para ganar algún dinero./

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