jueves, 17 de agosto de 2017

Pobladores de Guarayos abren sus puertas para la fauna amenazada


En un escenario de naufragio, miles de animales en la provincia Guarayos escapan de las cadenas de desmonte que en estos momentos están arrasando las reservas forestales del norte cruceño. En su huída, inevitablemente atraviesan espacios habitados por humanos, donde en la mayoría de los casos son cazados por su carne o por las supersticiones ancestrales que los marcan.

Una muerte que fue llorada
Quizás el ejemplo más fresco de la situación sea el del ‘oso melero’, una especie de oso hormiguero arbóreo que fue encontrado el domingo por Alicia Tejada en su propiedad. Lo halló mientras era golpeado por cazadores, que lo consideran de mal agüero si se les cruza cuando están de caza.

Tejada salvó momentáneamente al animal, lo alimentó y le aplicó algunas curaciones que mejoraron en mucho su condición. Se repuso y al día siguiente se irguió sobre sus patas traseras y se fue en carrera al monte. La alegría de Tejada fue muy breve, pues aquel mismo día lo encontró muerto, presuntamente a manos de los cazadores del día anterior.

El hallazgo cayó como un balde de agua fría para una ambientalista que durante toda su vida trabajó en el manejo forestal integral, aunque reforzó su determinación para abrir su propiedad a la desbandada de animales que escapan de la deforestación masiva en la provincia guaraya y convencer a sus vecinos de hacer lo mismo.

La desgracia toca la puerta
Alicia Tejada es una mujer jubilada, que ha decidido establecerse en su casa en las afueras del pueblo de Ascensión de Guarayos. Es conocida en el pueblo por sus actividades medioambientalistas que, según relata, le han traído no pocos problemas. Trabajó durante años en distintos proyectos ecologistas y fue directora nacional de la Autoridad de Bosques y Tierra (ABT).

Ahora, en pleno retiro, los problemas medioambientales literalmente tocan su puerta, con la aparición de especies de mamíferos y aves salvajes en espacios habitados por humanos. El choque, como fue en el caso del oso melero, generalmente tiene como desenlace la muerte de los animales.
En otro caso, Tejada mencionó el de una tropa de jochis que llegó escapando de las quemas a un pequeño barbecho ubicado en uno de los barrios de Ascensión, solo para ser exterminados a tiros de salón y escopeta por pobladores para aprovechar su carne.

Un plan desesperado

La propiedad de Tejada es muy pequeña, y solo cuenta con 60 hectáreas, más de la mitad de ellas fueron afectadas por los grandes incendios que asolaron Guarayos en el año 2001, reduciendo a cenizas la mitad de la cobertura forestal. Actualmente se están realizando labores de silvicultura en los espacios impactados para poder controlar la población de cusis, que se reproducen sin control tras los incendios y ahogan a otras especies, como el tajibo o el roble.

El propósito de Tejada es convertir su propiedad en una reserva privada, para que los animales silvestres puedan usarla de refugio; sin embargo, entre las propiedades de sus vecinos y la suya, los espacios con monte más o menos alto no suman más de 60 hectáreas, el resto son bosques en recuperación tras los incendios.

Tejada reconoce que este espacio es insuficiente para la vida de las especies amenazadas. Fue contactada por Cynthia Silva, viceministra de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos y de Gestión y Desarrollo Forestal, quien le ofreció ayuda.
Tejada aprovechó el contacto para plantear la posibilidad de iniciar un plan de emergencia que permita a cualquier poblador de la zona constituirse en custodio temporal de los animales silvestres que se aproximen a sus hogares. “No es lo más óptimo, pero la alternativa es que mueran, estamos en una situación de crisis y se requieren medidas de crisis”, finalizó Tejada.

No hay medios de control

Miguel Quiroz, director de la Autoridad de Bosques y Tierra (ABT) en Guarayos, lejos de negar la situación de depredación que se vive en Guarayos, la confirmó con contundencia.

Quiroz afirmó que el modo de operar en la región es la extracción de toda la madera comercial de las reservas forestales, para luego proceder con la venta o ‘trato’ de las tierras y desmontarla con maquinaria. Señaló como principales responsables a los colonos menonitas y rusos, a quienes describió como “auténticos depredadores” del bosque, debido al daño irreversible que sus actividades causan.
Al cuestionársele sobre el rol de la ABT en el control, Quiroz no dio ningún rodeo: “Somos solamente 13 funcionarios que tenemos que controlar 2,5 millones de hectáreas en la provincia Guarayos. Solo contamos con un vehículo que se encuentra inhabilitado en el taller”, fue la respuesta simple y directa del funcionario, que pide recursos y personal.

Tejada hará un memorial al ‘osito melero’ asesinado por cazadores
Con el propósito de que la historia del oso melero no sea olvidada, Tejada ha marcado la tumba en la que enterró al animalito. Según narró, el suceso causó un gran impacto entre muchos pobladores, que le preguntan por la historia del ‘osito’.

La intención de la propietaria es llevar a los niños del pueblo a que conozcan el lugar y a que aprendan que estas especies deben ser valoradas, y que no hay nada malo con su aparición en el bosque. Tejada ya ha hablado con la dirección de uno de los colegios del pueblo y está organizando la primera de estas excursiones, que pretenden fomentar el amor a la naturaleza y a los animales.

Según el relato de Marlene Guaristi, presidenta del Comité Cívico de Guarayos, es costumbre de los cazadores matar a esta especie cada vez que la encuentran en el monte mientras cazan. “De no hacerlo, serían maldecidos en sus cacerías. En caso de no poder acabar con él, los cazadores continúan buscando al animal para matarlo al día siguiente y supuestamente librarse del mal agüero”.

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