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lunes, 16 de marzo de 2015

El pueblo Weenhayek aprende a cultivar para sobrevivir



Su nombre es Oscar vive en la comunidad weenhayek de Residencia y dos años después de conocerse el problema con el río Pilcomayo, se ha dedicado a la agricultura. Cuenta que a sus cuarenta años tiene diez hijos, mismos que él mantiene con su propio trabajo.

Empero, en tiempo de veda y en la misma época de pesca, el mantener a su familia se ha hecho difícil. Su casa es de adobe, tiene tres patos, un perro y un gallo, los cuales se muestran ansiosos por comer algo. La infraestructura es humilde, tanto que son pocas las paredes que existen en el lugar, la mayoría depende de una vieja tela que cuelga de una soga.
A lado de la humilde vivienda se esboza un pequeño huerto, que Oscar muestra con orgullo. Ahí siembra sandia, girasol, poroto, papa y zapallo, entre otras variedades. Asegura que esto le ha ayudado a sobrevivir durante todos estos años.
Oscar es uno más de los originarios que fue afectado por el problema del río Pilcomayo sucedido a raíz del proyecto Pantalón, el mismo fue llevado a cabo en los años 90 por los gobiernos de Argentina y Paraguay. El objetivo fue dividir el río entre ambos países a la altura de Formosa.
Rápidamente el problema se tradujo en la escasez de peces en el lado boliviano y se conoció con más fuerza hace poco más de cinco años en el país; empero desde ese entonces nada concreto se ha hecho para resolver el conflicto.
De acuerdo a los pescadores de Villa Montes se compró la maquinaria anfibia para dragar el sedimento pero esto no se concretó debido a la falta de autorización de Paraguay y de Argentina. Las máquinas ahora cumplen labores de rutina como hacer canales de desagüe.
Para Tomas Rivero, pescador antiguo, que vive al lado del puente Ustarez, las autoridades no hicieron nada para resolver el problema. Asegura que esto afectó gravemente sus economías y aclara que la actividad petrolera no es una opción para ellos; pues afirma que ésta es para aquellas personas que tienen dinero para comprar un camión o alguna herramienta de ese tipo que les permita trabajar en el área.
Pero ¿cómo han logrado sobrevivir los weenhayeks a la escasez de peces? Lo puntual es que el problema ha generado hambre en el pueblo weenhayek y a más de cinco años de conocerse el conflicto, siete comunidades indígenas en Villa Montes han optado por reemplazar la pesca por la agricultura. Entre éstas: San Antonio, El Lapachal, El Acheral y Residencia.
De acuerdo a Oscar, quien vive en Residencia, ellos recién aprendieron a sembrar con el apoyo de la ONG Cerdet, instancia que les enseñó el cultivo de la tierra. Asegura que muchas familias en su comunidad copiaron esta iniciativa, que según dice “ahora es muy importante” para ellos. Sobre todo para sobrevivir.
Samuel, el capitán de El Lapachal, sentado en una silla plástica puesta en medio de un terreno árido, cuenta a El País eN que su comunidad está compuesta por 20 familias y 72 personas. Todas ellas dedicadas a la agricultura. Afirma que antes habitaban la zona de Palmar Grande pero revela que se trasladaron ahí porque los vecinos no les permitían hacer desmontes para cultivar.
Cuenta que la escasez de pescado los obligó a buscar un terreno más adecuado para la siembra; sin embargo, se queja de que las autoridades no apoyan su nueva actividad económica, pues no les prestan las maquinarias necesarias para el desmonte.
Empero, en los pocos metros del nuevo terreno que habitan cada familia ha implementado su propio huerto. Así Luisa, mujer weenhayek, comenta que ella se encarga del cuidado de sus cultivos durante todos los días. Asegura que es muy necesario estar pendiente del riego y de la cosecha. La actividad agrícola es practicada en familia, por parte de hombres, mujeres y niños.
A diez metros de la casa de Luisa está el hogar de René, otro originario cuya familia suma seis integrantes y que también se han dedicado al cultivo. Señala que la producción que obtienen les brinda la posibilidad de tener alimento garantizado para su consumo y asegura que, cuando es posible, sacan su cosecha para venderla en los mercados más próximos.

Variedad de cultivos
Algunas familias weenhayeks cultivan de acuerdo a lo que les enseñaron sus ancestros, pero muchas otras han decidido experimentar con nuevos cultivos. Samuel asegura que él siembra lo que alguna vez cultivaron sus antepasados y así cita el maíz, el anco (calabaza), el poroto, el zapallo y la sandía.
Sin embargo, Oscar se animó a cultivar más variedades y explica que se dedica a sembrar zanahoria, remolacha, repollo, tomate, cebolla, papaya e incluso girasol. De la misma manera, René explica que en su terreno él se animó a sembrar acelga, rábano, ají, maíz, zapallo y pimentón.
Para Oscar todo depende de la dedicación y el cuidado que tengan con la huerta, pues asegura que aunque las condiciones son adversas, todo es posible si le ponen dedicación. Más aún, pide apoyo de las autoridades para esta nueva actividad económica que inician.

Problemas para la agricultura en las comunidades
En las cinco comunidades visitadas por el equipo Boquerón multimedia los weenhayeks deben afrontar tres grandes problemas: la escasa fertilidad de la tierra, la sequía y la falta de medios de transporte para trasladar su producción a los mercados más próximos.
Samuel señala que hace un año a través del Programa Solidario Comunal (Prosol) recibieron dinero que les posibilitó la compra de 800 chivas; sin embargo, con la mirada triste revela que de esos animales sólo les quedan 200, ya que la sequía terminó por matarlos.
En El Lapachal dos grandes tanques de plástico conforman el agua que abastece a la comunidad, pues ésta no posee los servicios básicos requeridos. Añade que a esto se suma la aridez del terreno que a mucho costo y con tratamiento adecuaron para la siembra.
De acuerdo a René otro de los problemas que atraviesan es la falta de transporte para trasladar su producción a los mercados locales, sobre todo porque ellos no tienen dinero para pagar un taxi o algún vehículo para este fin.
Afirma que sería de mucho beneficio si las autoridades apoyan este programa y les facilitan un vehículo para la comercialización de sus frutos.

El apoyo de Cerdet
De acuerdo al Responsable de Cerdet Villa Montes, Milton Borda, la actividad agrícola inicia en 2009 cuando el Pilcomayo entra en una etapa de crisis con relación al tema de la pesca. Según asegura, Cerdet a partir de esta problemática comenzó a proyectar actividades enfocadas en la agricultura. Así comenzó con la implementación de huertos familiares de 10x15 o 10x20, dependiendo del espacio que posea la familia.
Detalla que se ha trabajado con cerca de siete comunidades, donde el integrar a la mujer en esta actividad fue fundamental. Agrega que la metodología se centró en “aprender haciendo” y se les enseñó las diferentes maneras de sembrar de acuerdo al tipo de hortalizas que cultiven.
Revela que se trabajó en cada huerto con diez variedades de hortalizas y en algunos casos incluso con yuca, cítricos y papayas. Resalta también que en algunas comunidades hubo mejores resultados que en otras. Para finalizar asegura que Cerdet busca ampliar el proyecto pero revela que todo dependerá del futuro financiamiento.

El prejuicio sobre los weenhayeks
En Villa Montes, durante el viaje que realizó el equipo de Boquerón Multimedia, personas de la ciudad que preguntaban sobre la temática del reportaje, no dudaron en afirmar que el pueblo Weenhayek está acostumbrado sólo a recibir asistencia; de esta manera señalaron que se trata de personas que no les gusta el trabajo. “Ninguna autoridad aquí en Villa Montes los toma en cuenta”, dijo un pasajero del servicio interprovincial.
Sin embargo, para el Responsable de Cerdet en Villa Montes, Milton Borda, esto es sólo un prejuicio ya que asegura que más allá de que los weenhayeks sean un pueblo cazador y recolector, son personas que están esperando oportunidades de apoyo.
Añadió que la actividad agrícola fue muy bien recibida en las comunidades, cuyas familias pusieron empeño en el cultivo y muchas otras solicitaron entrar en el proyecto que lleva a cabo Cerdet.

El Pilcomayo, más que un río
Empero, más allá de la nueva actividad económica que están desarrollando los weenhayeks, nada ni nadie ocupará el lugar del río Pilcomayo.
Oscar con una mirada de profunda tristeza, parado en medio de su huerto se sorprende ante la pregunta ¿Qué es el Pilcomayo para ustedes? Con un profundo suspiro y expresión de dolor responde que se trata de la vida de las familias weenhayeks, de su cultura y de la herencia que les dejaron sus ancestros.
“Es nuestra vida”, dice con firmeza y añade que nada reemplazará el gran vacío que tienen. Revela así que la pesca seguirá siendo practicada, aunque ésta ya no sirva para sobrevivir, ni les genere los ingresos de otros años.

El problema sin resolver

Para Milton Borda el problema del Pilcomayo no sólo radica en la repartija del río, sino que asegura que el tema fundamental es la sedimentación que se provoca desde Bolivia. “Año a año se van depositando sedimentos en la parte baja de la cuenca”, detalla. Añade que esto hace que se interrumpan los ciclos de los peces.
Consultado si esto podría solucionarse con el dragado del Pilcomayo, dice que esto debería realizarse en la parte baja del Paraguay y Argentina a través de un programa trinacional de manejo de cuencas, sobre todo porque también se trata del segundo río en el mundo que arrastra más sedimento.
Sobre el tema el Capitán Grande del pueblo Weenhayek, Moisés Sapiranda, revela que se llevó documentación y filmación sobre el río Pilcomayo a Argentina; empero asegura que no recibieron la atención necesaria. De esta manera, dice que “el propio canciller David Choquehuanca no tiene voluntad para resolver el conflicto”.

Cronología. Una protesta con vieja data

11 Septiembre 2010
Peces muertos en Argentina. Comunidades Weenhayek en Argentina alertan a las autoridades de ese país por cientos de peces muertos que yacen en las orillas del río, debido a que no pueden seguir su curso natural de desove y reproducción en la zona alta del Pilcomayo. Organizan una reunión con pobladores de Formosa, Salta, Bolivia y Paraguay, para el pronto reencauce de las aguas.

22 Septiembre 2010
Paraguay realiza sobrevuelos. Autoridades del viceministerio de Obras del Paraguay, inspeccionan la embocadura del río Pilcomayo. Evidencian la presencia de canales de riego que desvían las aguas de su cauce natural. Estas obras hacen que el río quede dividido en dos partes. La primera que inunda a este país, porque desvía el 100% de las aguas y la segunda con menos caudal que es la que va hacia Bolivia.

12 Marzo 2011
Primeros acuerdos. Frente a los escasos resultados de los trabajos, pobladores de las 41 comunidades Weenhayek, se levanta el bloqueo en la ruta internacional hacia Argentina. Autoridades departamentales y una comisión de alto nivel de la Cancillería se trasladaron hasta Villa Montes para comprometerse a gestionar el destaponamiento del río en la zona baja.

25 Septiembre 2011
Paraguay militariza frontera. Tras la denuncia por parte del gobierno de Paraguay por la construcción de un canal ilegal en la zona Argentina, militariza la zona, máquinas destruyen el trabajo realizado por los pobladores ribereños. Se forma una comisión binacional (Paraguay-Argentina). Se acuerda normalizar el curso de las aguas. El 7 de octubre del mismo año Argentina comienza el dragado.

30 Marzo 2012
Compromiso presidencial. Representantes de la comunidad Weenhayek se reúnen con el presidente Evo Morales. Explican una vez más la gravedad del problema y critican la falta de gestión por parte de la Cancillería boliviana. Logran un compromiso en el cual se establece que el 9 y 10 de abril se convocará una reunión trinacional entre vicecancillerías de los países involucrados.

20 Junio 2014
Todo igual. El presidente de la Organización de Capitanías Weenhayek y Tapieté de Tarija (ORCAWETA), Moisés Sapiranda, informó que los indígenas sólo pescan para su consumo y no para la comercialización, los que los deja sin trabajo.

10 de Marzo de 2015
El Capitán Grande del pueblo Weenhayek revela que el problema sigue igual y lamenta la falta de apoyo del canciller David Choquehuanca.

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