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lunes, 1 de abril de 2013

Apuestan al turismo étnico en tierra mapuche



La comunidad Llaguepulli, en pleno corazón del territorio mapuche en el sur de Chile, apuesta por el turismo étnico para preservar su ancestral cultura, que ha perdurado a lo largo de los tiempos.

A mediados del siglo XVI, el español Pedro de Valdivia llegó a Chile. Tras fundar la ciudad de Santiago, continuó el proceso de conquista por el sur hasta el río Biobío.

Casi cinco siglos después, descendientes de esos hombres viven de forma muy similar en estas tierras, en la región de la Araucanía, a unos 600 kilómetros de Santiago. Dieciocho familias de la comunidad lafquenche (gente de la costa, en idioma mapudugun) de Llaguepulli han elegido preservar su pervivencia, íntimamente ligada al respeto por la naturaleza, gracias al turismo ancestral.

La aventura del viajero comienza a orillas del océano Pacífico, en el lago salado Budi. Con el ritmo relajado de las apacibles aguas, y subido a un kayak o a un bote, el turista puede hacer una parada para fotografiar o admirar la belleza del cisne de cuello negro y otras 129 especies de aves que habitan en el lago. Puede aprender a tejer ropas araucanas con tintes naturales, o conocer las propiedades terapéuticas de las hierbas medicinales procedentes del huerto, o jugar palín o chueca, un deporte similar al hockey, o animarse a esquilar una oveja y descansar en una ruka o cabaña.

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