La democracia intercultural en Bolivia dejó de ser un anhelo-tentación. Desde junio de 2010, con la promulgación de la Ley del Régimen Electoral, la democracia intercultural, ese horizonte en construcción, es también un conjunto de principios y normas. Queda como andamio-desafío para la cultura democrática, para la deliberación pública, el ejercicio cotidiano de esta ‘demodiversidad’ en un escenario de transformación-disputa. Democracia intercultural, pues, en un Estado que, preservando su carácter unitario, aspira a ser, al mismo tiempo, plurinacional y autonómico.
La conceptualización corresponde al cientista boliviano José Luis Exeni que publica su trabajo denominado Entre el proceso constituyente y la refundación del Estado: Andamios de la demodiversidad en Bolivia. Junto con él, otros cinco investigadores escriben en el texto Claves de la transición del poder, que a la vez se constituye en el Cuaderno de Futuro en su edición 26, editado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El libro se presenta hoy a las 19.30 en el Museo de Etnografía y Folklore (Musef) de la hoyada paceña.
La disputa por la construcción democrática en Bolivia, en un escenario de constitucionalismo transformador —dice Exeni—, no puede entenderse al margen de la refundación del Estado. Y es que estamos, nada menos, ante un nuevo “modelo de Estado” adoptado como cimiento en la Constitución Política del Estado. ¿Con qué alcance? El artículo 1 de la Carta Fundamental es preciso al respecto. El cientista se refiere a que se trata de un Estado con once adjetivos-atributo: unitario, social, de derecho, plurinacional, comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural y descentralizado, y con autonomías.
Para Exeni el desafío no es menor. Es que el nuevo modelo de Estado, en tanto ideal normativo, plantea profundos retos en términos de la redefinición de reglas. La refundación del Estado, esa estructura con tensiones irresueltas de la historia larga, requiere sólidos cimientos normativos. Y la democracia intercultural es parte de ello. Pero, ¿qué es lo nuevo en la Constitución respecto del modelo de Estado? Exeni responde que existen por lo menos dos saltos cualitativos fundamentales. Por una parte, la declaración explícita de que el Estado boliviano es comunitario, esto es, que reconoce la existencia no sólo de individuos, sino también de comunidades, con lo que ello implica en términos de la afirmación de derechos colectivos. Por otra parte, el salto relacionado con la estructura y organización territorial del Estado: descentralizado y, en especial, con autonomías (en plural, esto es: departamentales, regionales, municipales e indígena originario campesinas).
A diferencia de la anterior Ley Fundamental —el cientista plantea— Bolivia no solamente es definida como “pluricultural”, sino como un Estado intercultural.
Ello supone no sólo el reconocimiento-coexistencia de diferentes culturas, sino también el reto de la complementariedad respecto de dichas culturas con el desafío mayor de construir entre todas un horizonte común, a saber, la sociedad del vivir bien. Por supuesto que esto influye directamente en la forma de gobierno, pues exige pensar en una democracia intercultural.
La otra mutación sustantiva en el modelo estatal, dice Exeni, se refiere a la transformación del Estado “multiétnico” de la anterior Constitución, que asume la condición de Estado plurinacional en la nueva Ley Fundamental. El cambio es estructural. Supone el reconocimiento constitucional, nada menos, de que en Bolivia no sólo habitan diferentes “etnias”, sino que existe un conjunto de naciones y pueblos indígena originario campesinos que constituyen una parte fundacional e imprescindible de la nación boliviana.
Entre sus conclusiones, el investigador destaca que la disputa por la construcción democrática en Bolivia, en un horizonte postcolonial y postliberal, está estrechamente relacionada con la configuración de los poderes públicos y, en especial, con el modelo de Estado en sociedad, lo cual tiene una profunda incidencia en las democracias (en plural) y en el ejercicio de la representación política. Asistimos, en consecuencia, a un complejo reto de ejercicio y de construcción institucional de lo que puede llamarse, a beneficio de inventario, la revuelta plurinacional popular de la democracia en Bolivia. En eso estamos los bolivianos. En el texto se incluyen también los trabajos de los investigadores Jorge Viaña, Miguel Bustos Quiroga, Rodrigo Ayala, Fernando Mayorga y Fernando Molina. En la coordinación del libro participó el cientista Róger Cortéz.
Concepciones y prácticas democráticas
El reconocimiento de la demodiversidad implica asumir plenamente que no hay una sino varias concepciones y prácticas democráticas (representativa, directa, participativa, deliberativa, intercultural, radical).
En ese sentido, dice José Luis Exeni, la construcción democrática, más que transitar en clave de ampliación de la “democracia exigible”, desde una democracia electoral hacia una democracia de ciudadanía, exige gestionar la complementariedad de las democracias con pluralismo político e institucional.
La democratización como proceso de cambio en algunos países de la región asume horizontes “revolucionarios” (no sólo reformistas) y se inserta en un escenario de luchas anticapitalistas.
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