martes, 1 de noviembre de 2016

El arca de los tacanas de Puerto Yumani

"Primero tienen que subir los hombres todas las cosas que necesitarán: víveres, su arroz y su charque. Luego (cuando los hombres bajan) se vienen las señoras. Las señoras son la prioridad, con los niños y las personas de la tercera edad. Ellos tienen que acomodarse primero en el refugio cuando el río esté entrando. Cuando todos estén arriba, recién se pueden acomodar los hombres. Apenas se comience a tocar la campana tienen que subir al refugio”, explica Gumercindo Yuman, el corregidor de Puerto Yumani, de Beni, a los miembros de su comunidad, los indígenas tacanas.

Las instrucciones de Yuman, dadas en la construcción de madera pintada de celeste, que en su comunidad utilizan como iglesia, están registradas en un video. "Eso es lo que tienen que tomar en cuenta cuando entre el río, cuando toque la campana”, insiste la autoridad indígena ante su atenta audiencia.

Frente al lugar de la reunión grabada está "el refugio”, al que han denominado "el arca de Puerto Yumani”. Se trata de una casa de madera construida en altura -más de un metro, seguramente- que tiene el objetivo de ponerlos a salvo en caso de una nueva inundación, como la que los golpeó a inicios de 2014.

El desastre natural los encontró muy vulnerables y les dejó hambre y enfermedades. Para prevenir una situación similar, con la ayuda de la ONG Soluciones Prácticas construyeron el arca, donde deben refugiarse en caso de una nueva emergencia.

El arca "es un albergue comunal sobregirado (que incluye acceso a luz, paredes laterales sobre una plataforma de 1,5 metros del nivel del suelo). Además se ha construido un protocolo de uso de este albergue para situaciones de emergencia”, se lee en un boletín informativo de la ONG que trabaja en la región transfiriendo tecnología "apropiada para el desarrollo sostenible de las poblaciones de menores recursos”.

Dos meses de trabajo

"Nosotros hemos construido este refugio en 2015 para salvarnos de las inundaciones y le hemos puesto el nombre de arca de Yumani. Nos ayudaron los de Soluciones Prácticas. Nosotros pusimos la madera y la mano de obra. Hemos tardado algo de dos meses en hacerla, trabajando todos los días. Este año no la hemos usado porque no hubo inundaciones”, dice Ruti Chao de Divivay, una de las mujeres tacanas de Puerto Yumani. Acaba de llegar a la comunidad montada en una moto. Viene de Rurrenabaque, donde atendió algunos asuntos personales. Pasan las cuatro de la tarde y la comunidad, donde habitan unas 30 familias, está prácticamente vacía. Un par de niños se acerca a ver a las "extrañas” que llegamos a conocer su refugio. "Los hombres están trabajando en otras comunidades”, explica la mujer.

Ruti sube al arca y detrás de ella se trepa uno de los chicos. Ella se acerca a una de las esquinas y explica: "Aquí tenemos que poner las semillas en bolsas y cajones. También tenemos que traer frazadas y todo lo que necesitemos para quedarnos los días que sean necesarios”.

Al ver la obra concluida y la seguridad que les puede brindar durante la época de lluvias, la comunidad de Puerto Yumani ha pensado en la posibilidad de construir sus casas con el sistema sobregirado, es decir, en altura. "Es que aquí todo se inunda, hasta la ventana llega el agua. Sería buenos que todos tengamos una casa así”, afirma Deina Porco, otra comunaria.

Junto al arca está un estanque que tiene el objetivo de garantizarles agua potable para el consumo y otros usos de los indígenas. La comunidad gestionó ante la Alcaldía de Rurrenabaque la perforación de un pozo y Soluciones Prácticas, con la colaboración de otras ONG, les transferirá la tecnología para lograr el bombeo de agua a través de un sistema que funciona con luz solar.

"Necesitamos agua limpia para que nuestros hijos no se enfermen, sobre todo durante las inundaciones”, añade Deina.

La indígena, que tiene en los brazos al menor de sus tres hijos, teme que este año las inundaciones vuelvan a castigarlos. "Parece que esta vez sí habrá inundaciones. Cuando eso pasa siempre aparece un ave, que la estamos viendo casi todos los días por aquí”, comenta para confirmar su presagio.



El pueblo se congrega al repique de una campana

En Puerto de Yumani los comunarios se congregan cuando la campana de su iglesia (una construcción de madera pintada de azul) repica.

"Es nuestra forma de llamarnos”, dice Deina Porco.

La campana suena cuando las autoridades quieren congregar a los comunarios para comunicarles alguna novedad o alguna decisión. También cuando en el poblado se celebrará algún acontecimiento.

"Cuando llega el padre para dar misa tocamos la campana y todos aparecen para escuchar la misa”, cuenta Ruti Chao de Divivay.

La visita del párroco se da cada dos o tres meses, generalmente cuando se tiene que celebrar algún bautizo o un matrimonio, afirma la mujer indígena.

Pero la campana de Puerto Yumani no siempre repica, algunas veces dobla, como esa noche de 2014, cuando la comunidad comenzó a inundarse.

"Nuestras casas se llenaron de agua hasta las ventanas. Tuvimos que salir inmediatamente, pero no se podía salir del pueblo. Nos sacaron en botes y nos llevaron hasta la escuela de Rurrenab aq ue”, recuerda Ruti.

Deina añade que se quedaron sin alimentos y sin semillas. "No teníamos qué comer. Yo sólo pensaba cómo íbamos a volver a producir”, dice la indígena tacana.


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