Buscador

lunes, 8 de junio de 2015

Sistema educativo frena acceso de weenhayeks a la universidad



Poseen una cultura diferente, hablan weenhayek y su economía está basada en la pesca. Todo esto conlleva a que su educación y forma de vida tengan una dinámica distinta.

Sin embargo, esto les ha traído problemas; sobre todo en el ámbito educativo ya que a pesar del esfuerzo que imprimen en salir bachilleres el ingresar a la universidad no es tarea fácil.
Juvenal es un estudiante weenhayek que vive en la comunidad de El Lapachal, y a pesar de vivir a más de 15 kilómetros de la escuela principal de su región, (Unidad Educativa Central Misión Sueca) ha logrado acceder a ésta.
Para conseguirlo se ha tenido que alejar de su familia y se ha ido a vivir en el “Internado Weenhayek Capirendita Centro Estudiantil”, donde 64 jóvenes originarios conviven con lo justo para sobrevivir. Sin embargo, en principio, el sacrificio parece valer la pena ya que la “Unidad Educativa Central Misión Sueca” está ubicada al frente del internado.
Luego de años de estudio y de ver poco a su familia, Juvenal logró salir bachiller en 2014; empero no pudo acceder a la universidad, ya que el calendario regionalizado de su cultura, que comienza en agosto y termina en abril, no es reconocido en el sistema educativo nacional.
Otro problema que se le presentó fue el desconocimiento de la resolución de funcionamiento de la unidad educativa Misión Sueca, única institución que puede dar el grado de bachiller a los jóvenes del pueblo Weenhayek.
En la actualidad Juvenal ha retornado a su comunidad y aunque terminó la secundaria, se vio obligado a dedicarse nuevamente a la pesca. Ahora gana lo cabal para mantener a su joven esposa y a su hijo de un año. En entrevista con El País eN asegura que le hubiera gustado estudiar alguna profesión.
“He perdido mi tiempo, mis profesores querían que haga algo más porque pescado ya no hay, pero… no se ha podido”, afirma resignado mientras su esposa lo mira con su niño en brazos.
Como el caso de Juvenal hay muchos otros, y es que detrás de lo que se dice sobre el pueblo Weenhayek y su supuesto “conformismo” hay una historia que no se cuenta.

La educación weenhayek
Durante los meses de pesca, casi todas las familias weenhayeks se trasladan desde las comunidades hasta los campamentos. Los niños antes se perjudicaban porque tenían que acompañar a sus padres al río Pilcomayo y dejaban de ir a la escuela.
Frente a esta realidad los profesores del pueblo Weenhayek pelearon para conseguir el calendario escolar regionalizado. Ahora durante la temporada de pesca los niños y jóvenes están en vacaciones escolares, y recién vuelven a clases a partir del mes de agosto cuando concluirá la época de pesca. Las clases duran entonces hasta el mes de abril del año siguiente.
El pueblo Weenhayek está disperso en más de 10 pequeñas comunidades, posee 21 escuelas pero éstas sólo tienen instrucción de nivel primario; por lo que dependen de la central del núcleo, “Unidad Educativa Central Misión Sueca”.
Esta última posee, además de primaria, también secundaria. De esta manera, este centro educativo es el único que puede dar el nivel de bachillerato a todo el pueblo Weenhayek.
Al ingresar a sus instalaciones un gran bullicio acompaña el paso, cientos de niños de toda edad se aproximan para observarnos, la mayoría muy risueños hablan en su idioma originario (Weenhayek).
Chinelas, zapatillas rotas, buzos gastados, poleras pequeñas… todo sirve para ir a la escuela, sin duda un lugar que tampoco muestra algún lujo. El accidentado patio tiene adoquines, huecos y barro, lo que a los jóvenes y niños no les importa. Están en hora de recreo y lo único que les interesa es jugar entre ellos los minutos libres que les quedan.
Las aulas se muestran precarias, pues poseen desgastados asientos y sucias paredes. Sin embargo, en ellas estudian 474 alumnos originarios, los cuales son educados por 14 profesores bilingües y monolingües, los primeros enseñan en el nivel primario y los segundos en la etapa secundaria.
De acuerdo al director del centro educativo, Nicolás Sapiranda, esta diferenciación se realiza para que los estudiantes de la última etapa tengan una mayor capacitación sobre su lengua. Añade que todos los libros que emplean están en su idioma originario.
Según Sapiranda, la escuela nace con el impulso de los misioneros suecos, quienes tuvieron influencia en el pueblo Weenhayek. Posteriormente los adultos de la región quisieron seguir con la iniciativa y consolidaron el núcleo que se fundó en el año 1970.

Un internado clave
Al frente de la “Unidad Educativa Central Misión Sueca” está ubicado el “Internado Weenhayek Capirendita Centro Estudiantil”. Este lugar alberga a 64 estudiantes originarios que vienen de diferentes comunidades, cercanas al río Pilcomayo.
El internado cumple una función clave en la educación weenhayek, ya que ningún estudiante que viva en una comunidad muy alejada a la principal escuela podría estudiar si no fuera por este centro. Empero, las condiciones de este lugar no son las óptimas.
Un balde, dos bañadores y unas tres ollas son los utensilios que posee el internado para dar de comer a los 64 jóvenes que alberga. Mientras buscamos a alguien con quien conversar una mujer de aproximadamente cincuenta años busca darle lustre al desgastado piso. Mientras exprime el trapo, espanta las moscas de sus brazos y continúa su tarea.
Más adentro, dos grandes cuartos -ambos con una filera de literas- sirven de habitación para los estudiantes, en ellos sólo hay eso; camas y una que otra mochila sobre algún colchón. Una de las grandes habitaciones le pertenece a los hombres y la otra a las mujeres.
A pesar de la pobreza, las tareas en el lugar están bien definidas; pues su jornada comienza a las seis de la mañana con una puntualidad militar. A las 6:00 deben levantarse, de 6:00 a 6:15 tienen que tender las camas, de 6:15 a 6:45 deben ocuparse de su aseo personal, a las 7:00 ya deben salir rumbo al colegio.
Llegada las doce del mediodía es la hora de regresar, de 12:00 a 12:30 deben almorzar y de ahí en adelante hasta las 14:00 poseen tiempo para descansar. Desde las dos de la tarde en punto se dedican a las tareas que se les haya designado en el colegio, este periodo dura hasta las cuatro de la tarde. A las 16:00 deben limpiar el internado hasta las 17:00. De ahí en adelante poseen un tiempo de descanso hasta las seis y media de la tarde, hora en la que deben cenar.
Pasada la cena a las siete y cuarto de la noche inicia el periodo de consejería y recomendaciones realizadas por el director del internado, Ernesto Nocu Castillo; este espacio dura hasta las 21:00 horas. Llegada las nueve y media de la noche los internos se deben ocupar de su aseo personal con el objetivo de estar listos para dormir a las 22:00, hora en la que se apagan las luces obligatoriamente.
En cuanto a apoyo, el director del centro explica que poseen la ayuda de la Alcaldía de Villa Montes, respecto a la alimentación, aunque resalta que puntualmente se trata de una ración seca que se les otorga a los jóvenes en horas de la noche.
Agrega que también reciben transporte escolar para que los fines de semana los estudiantes puedan visitar sus comunidades y pasar tiempo con sus familias. Empero, Castillo a pesar de agradecer esta ayuda, asegura que no es suficiente; de tal manera reconoce la falta de utensilios y de limpieza.
“Los internos reciben luz, cama y agua pero no es bastante, hay muchas cosas que se requieren como mantenimiento, higiene, utensilios y limpieza. No tenemos nada de eso por razones de que este internado no tiene una ONG que lo financie”, explica.
Sin embargo, Castillo detalla que dicho lugar fue creado para ayudar a estudiar a los jóvenes weenhayeks, principalmente para que éstos accedan al bachillerato y posteriormente a la universidad. Lamenta que en la actualidad su calendario regionalizado les presente problemas con el sistema educativo nacional.
Finalmente, optimista de que esto se solucionará, asegura que el ayudar a este centro sería una buena inversión que beneficiaría a la educación de su pueblo. Así pidió ayuda al Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges), que apoya a este tipo de instituciones.

El problema de la resolución y el calendario regionalizado

Pero el sacrificio, de caminar por horas, alejarse de su familias para acceder a una educación, pasar necesidades y recibir instrucción en la escuela por más de diez años, parece no valer la pena, debido a que según el director de la “Unidad Educativa Central Misión Sueca”, Nicolás Sapiranda, el sistema educativo nacional presenta cada año trabas y observaciones a su calendario regionalizado.
Esto deriva en que los bachilleres weenhayeks no puedan acceder a la universidad. De acuerdo a Sapiranda, su calendario no está reconocido en los procedimientos del Ministerio de Educación, por lo que cuando los bachilleres terminan sus estudios en abril no pueden realizar sus trámites; pues no serían contemplados ni en los presupuestos para los diplomas.
Sumado a esto, y según Sapiranda, en el último año se presentó una observación a la resolución de la unidad educativa (Central Misión Sueca), por este problema los últimos bachilleres no fueron registrados en el sistema educativo nacional y no pudieron optar por su título de bachillerato.
“Tenemos el mismo derecho. El Ministerio de Educación nos tiene que ayudar a solucionar este problema. Nosotros somos responsables de velar por la educación y vamos a hacer respetar nuestra cultura y calendario”, afirmó Sapiranda.
De la misma manera el profesor del colegio, Marcelo Zenon, ratificó que muchos bachilleres no pudieron continuar sus estudios en la universidad. Detalló que recibieron un reporte del Servicio Departamental de Educación (Seduca), en el cual se les informa que su escuela no cuenta con una resolución. “¿Se imagina… la única escuela que puede darles bachillerato no es reconocida?”, resaltó.
A este clamor se unió también el director del internado, Ernesto Nocu Castillo, quien agregó que toda la documentación que poseen es legal, por lo que reciben desayuno escolar y material educativo de las autoridades de la región. “Nosotros también podemos y debemos llegar a las universidades. No es justo que los chicos vuelvan a sus comunidades y se queden en nada. Si no, no habría razón de la existencia del internado ni de las mismas 21 escuelas”, dijo apenado.
Frente a esta situación El País eN consultó al director del Servicio Departamental de Educación (Seduca), Eudal Tejerina, quien reconoció que el principal problema es el calendario regionalizado weenhayek; pues dijo que se trata de un tema de procedimiento ya que estos estudiantes terminan mucho antes su año escolar y el sistema educativo está adecuado al calendario de la educación general.
Resaltó así que esto debe ser solucionado por la Dirección Distrital pero sobre todo por el Ministerio de Educación. “Ahí se genera una dificultad, ya que la información se la va trabajando de acuerdo al calendario general. Hay que adecuar el sistema a su calendario pero esto se debe ver desde el mismo Ministerio de Educación”, explicó.
Agregó que el trámite para el título de bachiller se lo realiza durante todo el año, tiempo en el que se establece el número de diplomas y los presupuestos; dicha planificación concluye en octubre para que los bachilleres se promocionen en noviembre. De ninguna manera los jóvenes weenhayeks pueden ingresar a tiempo en esta planificación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario