Quien ha visitado la extensa región del Chaco boliviano o escuchó narraciones al borde de un fogón chaqueño, contadas por expertos militares, comprenderá que el deseo de un grupo de mujeres guaraníes, de fundar un partido político que las represente, constituye una verdadera revolución en el pensamiento de la familia tradicional guaraní, habitante de las franjas tórridas de Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz.
Por ejemplo, en Huacareta, departamento de Chuquisaca, años atrás, existían hacendados dueños de la vida de los guaraníes, cuyas mujeres y niños prácticamente estaban esclavizados.
Ni la cruenta guerra del Chaco (1932-1935) ni la Reforma agraria de los años 50 del siglo pasado ni las dictaduras militares ni los gobiernos democráticos se ocuparon realmente de los habitantes naturales del Gran Chaco boliviano hasta que, a partir del año 2007, personal guaraní perteneciente al distrito de Huacaya logró por lo menos dos curules en el parlamento nacional a la cabeza de Bernabé Paredes Barja.
ESCLAVITUD
La Comisión Internacional de Derechos Humanos de la ONU investigó que “las mujeres desarrollaban labores “domésticas” en las haciendas y trabajos en actividades como pelar maní y escarmenar lana, siendo discriminadas porque reciben menos de la mitad del salario que recibe un hombre, lo que es en realidad un pago nominal en ambos casos porque no se realiza en efectivo sino que sólo se registra en el cuaderno donde el patrón lleva las cuentas.
“Muchas mujeres trabajan jornadas de más de 12 horas, algunas a partir de las 4 de la mañana, todos los días de la semana durante todo el año, sin descanso semanal ni días festivos. La CIDH recibió múltiples testimonios que indicaban que muchas de ellas son sometidas a malos tratos, humillaciones y violencia física y psicológica por parte de sus patrones. Una mujer de la comunidad de Itacuatía relató: “Nos pagan una hierba, cinco kilos de azúcar y un jabón cada seis días… [por jornadas de trabajo que eran] desde las 3 de la mañana, hasta las 6 o 7 de la noche, 6 días por semana”.
TERRITORIO
El territorio de los guaraníes, dentro de los límites de Bolivia, se encuentra comprendido entre el río Grande, departamento de Santa Cruz y el río Bermejo, del departamento de Tarija. Existen comunidades guaraníes en los departamentos de Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca. En la región del Chaco boliviano, viven 79. 829 personas de las cuales 77 mil 126 son guaraníes; 2 mil 525 weenhayek y 178, tapieté.
La superficie del Chaco boliviano es de 127 mil 755 kilómetros cuadrados. Pertenecen al Chaco cruceño, 86 mil km2; Chaco chuquisaqueño 18 mil 772 km2 y Chaco Tarijeño, 22 mil 737 km2.
MISERIA
El índice de pobreza en la región del Chaco boliviano, de acuerdo a datos del Censo 2001, fue de 76,48 por ciento. Empero, en algunos municipios como Huacaya, departamento de Chuquisaca, el porcentaje de la pobreza es del 97,8 por ciento, mientras que en Camiri o Yacuiba el porcentaje de pobreza llegaba al 31,2 por ciento.
NUEVO ENFOQUE
El entonces diputado Bernabé Paredes Barja, de Huacaya, presentó una Plan de Acción Sectorial de Emergencia para el Pueblo Guaraní, tendiente a eliminar el trabajo forzoso y la servidumbre en el Chaco boliviano, en el contexto de restablecer su dignidad a los guaraníes.
Denunciaba Paredes Barja el año 2007, que la Organización Internacional del Trabajo (OIT), identificó en el Chaco “ aproximadamente 2 mil 500 familias (15 mil personas), que viven sometidas al trabajo forzoso permanente, a través de deudas contraídas con el empleador. Luego, esta deuda crece debido a la subvaloración del trabajo que realizan y la compra de artículos de primera necesidad, con sobreprecios exagerados, que obligatoriamente deben adquirir del empleador, que les paga en especie y prohíbe el ingreso de comerciantes”.
Estas personas, prácticamente no salen de las haciendas, por lo tanto no tienen relación con las poblaciones próximas; no conocen el dinero porque viven endeudados con el patrón. Así ocurría aún el año 2007 y en la actualidad, no existen informes sobre un cambio radical en la vida de los guaraníes.
COMUNIDADES
Según estudio de la ONU, existen 320 comunidades guaraníes en el Chaco de Bolivia las cuales se organizan tradicionalmente en capitanías, que constituyen la instancia política que representa los intereses de los comunitarios. Estas comunidades son conocidas como “comunidades libres”, en el sentido de que no están ligadas a un determinado lugar geográfico, debido a que se trasladan permanentemente entre distintas regiones por distinto motivos, ya sea por cambios ecológicos o por presiones provenientes de los hacendados que hacen que estas salgan de un territorio.
Esta movilidad –prosigue el informe– ha sido una característica cultural de familias y comunidades guaraníes junto con otros factores como las fusiones y fragmentaciones de grupos de guaraníes, los desplazamientos colectivos e individuales y los reasentamientos, por lo que puede observarse que dentro del pueblo guaraní existe un continuo proceso de recomposición.
MUJERES POLÍTICAS
Agencia Erbol difundió recientemente, lo que denominamos un profundo cambio de actitud y de potestad política: “Mujeres guaraníes de los departamentos de Tarija, Chuquisa y Santa Cruz quieren conformar su propio partido político y recomendaron a sus representantes de la APG que retomen su creación, como anteriormente se planteó”.
El grupo político femenino, criticó en un congreso realizado en la ciudad de Camiri la división de la Asamblea del Pueblo Guaraní por acción de los partidos políticos y planteó que se debe retomar la creación de un instrumento político del pueblo guaraní, para que los políticos no sigan dividiendo la organización.
En realidad se refirieron a la crisis que divide internamente a las dos más grandes organizaciones sindicales guaraníes: la Asamblea de los Pueblos Guaraníes (APG) y Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob) fraccionada, desde la marcha del Tipnis.
De cualquier manera, la posición de este grupo de mujeres femeninas indica que en el proceso de lucha contra la esclavitud permanente y los prejuicios propios de las comunidades guaraníes, existe un ascenso vertiginoso cuyo objetivo inmediato es la fundación de un partido guaraní que defienda y luche por la integración de este gran pueblo, a los destinos de Bolivia.
Utilizando una frase guaraní las mujeres políticas dicen al país: “Aipota Aiko chepiaguive cheyambe, es decir, “Quiero ser libre, sin dueño”.
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