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domingo, 30 de noviembre de 2014

Takanas salen del norte paceño para vender carne de ‘mat’usa’



Indígenas takanas del norte paceño salen de sus tierras para vender desde este año carne fresca de mat’usa (lagarto) a los restaurantes del país gracias a un plan de manejo que les permite cazar a los animales una vez por año.

El aprovechamiento de lagarto, una especie en peligro de extinción, se ha convertido en una de las actividades de uso de recursos naturales más importantes para los takanas, gracias a un plan legal de manejo integral cuyo objetivo es la conservación de este animal y la generación de beneficios económicos y el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades que habitan en la región.

“La venta de mat’usa (nombre takana del lagarto) ha sido muy buena, por lo que el próximo año ampliaremos el cupo de 300 kilos que este año hemos llevado a La Paz, Cochabamba y Rurrenabaque. Esta ha sido una buena prueba”, dijo a La Razón Nicolás Cartagena, presidente del Consejo Indígena del Pueblo Takana (Cipta).

Las comunidades que realizan el aprovechamiento del lagarto (Carmen del Emero, San Antonio del Tequeje, Cachichira y Copacabana, entre otras) habitan a orillas del río Beni, en la provincia Iturralde del departamento de La Paz, en una región colindante con el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi.

“Antes hemos intentado vender en charque, pero hemos fracasado”, recordó Juan Gonzales, presidente de la Asociación de Productores de Carne de Lagarto del Cipta, que días atrás visitó Chuquiago Marka junto a otros comunarios para comercializar carne fresca de lagarto (caiman yacare), lo cual fue posible gracias a que este año la organización cuenta ya con equipos de conservación.

Los takanas cazan a los lagartos en sectores del río Beni, cuerpos de agua, arroyos y lagos entres los meses de septiembre y octubre por un periodo de entre 15 y 25 días. Atrapan solamente a los ejemplares machos que tengan un largo mínimo de 180 cm (desde la punta del hocico hasta la punta de la cola), protegiendo de esta manera a las hembras reproductoras y a los animales más jóvenes.

Recurso

“Podemos cazar hasta 630 animales”, precisó Cartagena. “La carne en Rurrenabaque la vendimos a Bs 25 el kilo y en La Paz a Bs 50 el kilo”, agregó Gonzales.

Los cazadores reciben el 75% de los ingresos generados por la venta de la carne y el cuero, mientras que el restante 25% se distribuye para cubrir los gastos operativos de la “cosecha”, para las comunidades y para el Cipta. El total de las ganancias por la venta de otros subproductos (grasa para aceite y huesos para artesanías) es para las personas que los extraen.

“Podemos sacar hasta 1.00 kilos” de carne, dijo Gonzales, quien asegura que pretenden llevar este producto —que cuenta con el respaldo del Senasag— a todo el país.

Con estas ventas “queremos que mejore la vida de cada comunario. La situación económica por allá no es como en la ciudad o cerca de un pueblo grande”, dijo el dirigente de los cazadores del Cipta, indígenas cuyas comunidades también subsisten con la agricultura, la artesanía y a la “casi imposible” explotación de la madera.

Estos intrépidos tramperos visitaron la ciudad días atrás para realizar varios negocios y vender su producción a restaurantes paceños, entre los que se encuentra Gustu, que prepara con esta carne delicias gastronómicas como el chicharrón y la milanesa de lagarto.

“A todos quienes nos van a comprar, les indicamos que tienen que inscribirse al plan de manejo del pueblo takana, porque existe carne ilegal que se está vendiendo dentro del país. Nosotros tenemos todo el respaldo y documentación legal para garantizar el aprovechamiento de esos 1.000 kilos”, expresó Gonzales.

Los interesados en adquirir a futuro este producto pueden comunicarse con Cartagena en el número de celular 74039627.

Potencial y riesgos para el animal

Cueros

Las comunidades takanas tramitan la exportación de los cueros de los lagartos que cazan, un material que se emplea en la fabricación de cinturones, billeteras y zapatos.

Explotación

Cálculos oficiales dan cuenta de que hasta 2009 al menos 50.000 lagartos eran ‘cosechados’ anualmente, mayormente en los departamentos del Beni y Santa Cruz


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