Aporte: Rosie Umitchiaq y William Hensley, indígenas norteamericanos del estado de Alaska, cuentan sobre el triunfo cultural de sus tribus y la conservación de sus recursos naturales a pesar del desarrollo estadounidense.
Rosie Umitchiaq Putruq Barr y William Hensley, dos indígenas del estado de Alaska, en Estados Unidos, hicieron conocer la experiencia de supervivencia de su pueblo y de su cultura, en medio de un avasallador desarrollo y la modernidad.
Esta semana llegaron a Bolivia apoyados por la Embajada de su país, dentro del programa de intercambio de pueblos indígenas, y hablaron con La Prensa sobre su actual participación en las acciones de empresas que explotan sus recursos naturales, corporaciones que les permiten, además de mejorar sus condiciones de salud y educación, la preservación de sus antiguas tradiciones.
—¿Es posible que la gente indígena viva en el mundo moderno?
—Rosie Umitchiaq Putruq (R.U.) Sí, creo que lo que ha pasado en Alaska es un buen ejemplo de cómo la gente indígena puede vivir en el mundo moderno, pero a la vez preservar sus tradiciones y su cultura. El lema de la Corporación Nana: “Dos mundos un espíritu”, es un ejemplo de que estamos usando el modelo del mundo occidental, por lo que tenemos una corporación y manejamos la misma como un negocio, pero a la vez estamos usando las ganancias para preservar la cultura indígena.
—¿Cómo hicieron para preservar las lenguas nativas?
—(R.U.) Cuando los misioneros vinieron, intentaron deshacerse del idioma nativo y también de las prácticas culturales, como la espiritualidad y las danzas. Nuestra corporación utilizó el dinero para revitalizar estas tradiciones.
Tenemos un proyecto que se llama Rosetta Stone, con el que hemos logrado que una compañía de software incluya dos dialectos nuestros en DVD, y los hemos enviado a nuestros accionistas para que aprendan y puedan enseñar a sus hijos.
—¿Cómo han logrado la gestión sostenible de sus recursos naturales, de manera que éstos beneficien al pueblo de Alaska?
—William Hensley (W.H.) El Gobierno nos dotó, en 1971, de 13 corporaciones. Algunas tienen hasta 18.000 accionistas conformados por los propios habitantes del lugar.
Uno de estos casos es el de la Corporación Regional Nana, a la cual yo represento. Tenemos muchos recursos naturales y por eso estamos ganando.
—¿Cómo empezaron con la mina?
—(W.H.) Inicialmente éramos un pueblo de pescadores y cazadores, pero nuestros recursos se agotaron por la explotación excesiva en la que incurrieron los primeros pobladores americanos.
Fue en 1867, después de haber sido vendidos por los rusos. Estados Unidos se hizo cargo del territorio e ingresaron unos 35.000 inmigrantes, que trajeron enfermedades y pobreza.
Por ejemplo, ellos construyeron fábricas para la industrialización de carne de salmón a lo largo de toda la costa de Alaska. También acabaron con las ballenas y las nutrias, lo que hizo que muchos de nuestros compatriotas emigren. Esto ocasionó un daño a la economía de las personas.
—¿Y cómo acabó esta lucha?
—(W.H.) El resultado final fue la creación del estado de Alaska. En 1971 recibimos nuestra Ley de Distribución de Tierra del Gobierno de los Estados Unidos.
También nos otorgaron 44,4 millones de acres y casi 1.000 millones de dólares. Este dinero fue distribuido en las 13 corporaciones regionales. Nana es una de ellas.
—¿Actualmente, cómo funcionan las corporaciones?
—(R.U.) La ley establece que la Corporación Nana, como las otras, son completamente comerciales, pero tiene otros proyectos importantes. Uno de nuestros principios es mejorar la vida de nuestro pueblo.
Recibimos 2,2 millones de acres y 44 millones de dólares. Inicialmente teníamos 4.500 accionistas, pero ahora llegamos a 12.400, porque decidimos incluir a nuestros hijos como accionistas.
—¿Qué se ha hecho con este dinero?
—(R.U.) Se ha invertido en varios negocios, de mantenimiento, de servicios, de comida, turismo, y empezamos a crecer. Ahora, tenemos empresas de ingeniería y compañías que trabajan a través de contratos con el Gobierno Federal; además, servicios para compañías petroleras, perforación de pozos y consultoras.
—¿Cómo ven el proceso que vive Bolivia?
—(W.H.) Lo que más me llama la atención es la actividad vibrante donde las personas retienen su idioma nativo y lo utilizan. Creo que es una fuente de inspiración la revitalización del idioma, la cultura, las tradiciones, el conocimiento, y que hay un futuro fantástico si se logra este equilibrio entre tradición, historia y recurso, para acomodarse a los cambios de hoy. Estos cambios son positivos.
—(R.U.) Desde mi perspectiva, Bolivia es uno de los países más ricos en cuanto a recursos en el mundo, pero no es una situación fácil de tratar, porque las decisiones de hoy van a durar cientos y cientos de años. Creo que hay una gran oportunidad para que los bolivianos cuiden el futuro si es que pueden resolver sus desafíos y pueden introducir las decisiones necesarias dentro de su sociedad.
“Los indígenas pueden vivir en un mundo moderno”
“Los bolivianos pueden decidir sobre su sociedad”
PERFIL
Nombre: Rosie Umitchiaq Putruq Barr creció en la comunidad de Kivalina. Es gerente de Recursos en el Departamento de Tierras de la Corporación Regional NANA, y responsable de la planificación estratégica y supervisión de actividades relacionadas con los recursos existentes.
PERFIL
Nombre: William Hensley nació en la comunidad Kotzebue. Es gerente de Relacionamiento con el Gobierno Federal en la Compañía de Servicios de Oleoductos Alyeska. Fue fundador de la Corporación Regional Nana, donde sirvió como director y presidente.
Rosie Umitchiaq Putruq Barr y William Hensley, dos indígenas del estado de Alaska, en Estados Unidos, hicieron conocer la experiencia de supervivencia de su pueblo y de su cultura, en medio de un avasallador desarrollo y la modernidad.
Esta semana llegaron a Bolivia apoyados por la Embajada de su país, dentro del programa de intercambio de pueblos indígenas, y hablaron con La Prensa sobre su actual participación en las acciones de empresas que explotan sus recursos naturales, corporaciones que les permiten, además de mejorar sus condiciones de salud y educación, la preservación de sus antiguas tradiciones.
—¿Es posible que la gente indígena viva en el mundo moderno?
—Rosie Umitchiaq Putruq (R.U.) Sí, creo que lo que ha pasado en Alaska es un buen ejemplo de cómo la gente indígena puede vivir en el mundo moderno, pero a la vez preservar sus tradiciones y su cultura. El lema de la Corporación Nana: “Dos mundos un espíritu”, es un ejemplo de que estamos usando el modelo del mundo occidental, por lo que tenemos una corporación y manejamos la misma como un negocio, pero a la vez estamos usando las ganancias para preservar la cultura indígena.
—¿Cómo hicieron para preservar las lenguas nativas?
—(R.U.) Cuando los misioneros vinieron, intentaron deshacerse del idioma nativo y también de las prácticas culturales, como la espiritualidad y las danzas. Nuestra corporación utilizó el dinero para revitalizar estas tradiciones.
Tenemos un proyecto que se llama Rosetta Stone, con el que hemos logrado que una compañía de software incluya dos dialectos nuestros en DVD, y los hemos enviado a nuestros accionistas para que aprendan y puedan enseñar a sus hijos.
—¿Cómo han logrado la gestión sostenible de sus recursos naturales, de manera que éstos beneficien al pueblo de Alaska?
—William Hensley (W.H.) El Gobierno nos dotó, en 1971, de 13 corporaciones. Algunas tienen hasta 18.000 accionistas conformados por los propios habitantes del lugar.
Uno de estos casos es el de la Corporación Regional Nana, a la cual yo represento. Tenemos muchos recursos naturales y por eso estamos ganando.
—¿Cómo empezaron con la mina?
—(W.H.) Inicialmente éramos un pueblo de pescadores y cazadores, pero nuestros recursos se agotaron por la explotación excesiva en la que incurrieron los primeros pobladores americanos.
Fue en 1867, después de haber sido vendidos por los rusos. Estados Unidos se hizo cargo del territorio e ingresaron unos 35.000 inmigrantes, que trajeron enfermedades y pobreza.
Por ejemplo, ellos construyeron fábricas para la industrialización de carne de salmón a lo largo de toda la costa de Alaska. También acabaron con las ballenas y las nutrias, lo que hizo que muchos de nuestros compatriotas emigren. Esto ocasionó un daño a la economía de las personas.
—¿Y cómo acabó esta lucha?
—(W.H.) El resultado final fue la creación del estado de Alaska. En 1971 recibimos nuestra Ley de Distribución de Tierra del Gobierno de los Estados Unidos.
También nos otorgaron 44,4 millones de acres y casi 1.000 millones de dólares. Este dinero fue distribuido en las 13 corporaciones regionales. Nana es una de ellas.
—¿Actualmente, cómo funcionan las corporaciones?
—(R.U.) La ley establece que la Corporación Nana, como las otras, son completamente comerciales, pero tiene otros proyectos importantes. Uno de nuestros principios es mejorar la vida de nuestro pueblo.
Recibimos 2,2 millones de acres y 44 millones de dólares. Inicialmente teníamos 4.500 accionistas, pero ahora llegamos a 12.400, porque decidimos incluir a nuestros hijos como accionistas.
—¿Qué se ha hecho con este dinero?
—(R.U.) Se ha invertido en varios negocios, de mantenimiento, de servicios, de comida, turismo, y empezamos a crecer. Ahora, tenemos empresas de ingeniería y compañías que trabajan a través de contratos con el Gobierno Federal; además, servicios para compañías petroleras, perforación de pozos y consultoras.
—¿Cómo ven el proceso que vive Bolivia?
—(W.H.) Lo que más me llama la atención es la actividad vibrante donde las personas retienen su idioma nativo y lo utilizan. Creo que es una fuente de inspiración la revitalización del idioma, la cultura, las tradiciones, el conocimiento, y que hay un futuro fantástico si se logra este equilibrio entre tradición, historia y recurso, para acomodarse a los cambios de hoy. Estos cambios son positivos.
—(R.U.) Desde mi perspectiva, Bolivia es uno de los países más ricos en cuanto a recursos en el mundo, pero no es una situación fácil de tratar, porque las decisiones de hoy van a durar cientos y cientos de años. Creo que hay una gran oportunidad para que los bolivianos cuiden el futuro si es que pueden resolver sus desafíos y pueden introducir las decisiones necesarias dentro de su sociedad.
“Los indígenas pueden vivir en un mundo moderno”
“Los bolivianos pueden decidir sobre su sociedad”
PERFIL
Nombre: Rosie Umitchiaq Putruq Barr creció en la comunidad de Kivalina. Es gerente de Recursos en el Departamento de Tierras de la Corporación Regional NANA, y responsable de la planificación estratégica y supervisión de actividades relacionadas con los recursos existentes.
PERFIL
Nombre: William Hensley nació en la comunidad Kotzebue. Es gerente de Relacionamiento con el Gobierno Federal en la Compañía de Servicios de Oleoductos Alyeska. Fue fundador de la Corporación Regional Nana, donde sirvió como director y presidente.
Yáscara Rivera Diez de Medina
No hay comentarios:
Publicar un comentario