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martes, 14 de diciembre de 2010

Indígenas de Alaska y Bolivia comparten experiencias y negocios

Los miembros de la comunidad Nana de Alaska, Estados Unidos, William Hensley y Rosie Barr llegaron al país para compartir con grupos originarios bolivianos sus experiencias comerciales y de negocios.

Como parte de su agenda en La Paz, los visitantes se reunieron con representantes del Consejo Nacional de Amautas y Guías Espirituales de Bolivia en Tiwanaku.

Desde 1981, después de que el Gobierno de los Estados Unidos les diera tierra y dinero a los grupos indígenas de Alaska, ellos fundaron una cooperativa minera aprovechando los inmensos yacimientos de zinc y plomo, que encontraron en sus tierras. Nana es el nombre de esta entidad, de la que Hensley fue director por 20 años.

Conscientes de las riquezas naturales de Bolivia, buscan transmitir su experiencia, de 21 años de trabajo, en la administración de recursos naturales, para que los grupos indígenas de Bolivia y el mundo aprendan de sus errores y aciertos.

Además, con esta visita buscan mostrar parte de su cultura y, al mismo tiempo, aprender la cultura de las comunidades que visiten. Para este fin, programaron también encuentros con grupos de Sucre y Santa Cruz.

Para el próximo año, se tiene planeado que miembros del Consejo Nacional de Amautas y Guías Espirituales de Bolivia visiten las comunidades indígenas en Alaska. Tanto Hensley como Barr expresaron que los recibirían con tantas muestras de afecto como las que recibieron en el país.

Éstos no serán los primeros encuentros interculturales en los que participan los amautas bolivianos. Han tenido similares experiencias con comunidades indígenas del Paraguay y Panamá, además de su reciente visita a la tribu chokotto de Estados Unidos.

Rituales y ofrendas

En su visita a Tiwanaku, los indígenas alaskeños participaron de varios rituales. Primero el de petición de permiso a la Pachamama para entrar a Tiwanaku, ritual que se efectúa en la montaña de Lloco lloco, o el corazón, como la conocen los amautas.

Se hizo una ofrenda a la Pachamama, se quemó incienso y se pidió a los espíritus de las montañas protección y permiso para ingresar a las tierras sagradas de Tiwanaku.

Una vez en el pueblo, los indígenas alasqueños fueron recibidos por el alcalde y concejales de esa localidad, quienes les dieron la bienvenida.

Hubo, al mismo tiempo, un intercambio de regalos entre los presentes. Hensley obsequió al jefe de los amautas un prendedor en forma de esquimal -el símbolo de la cooperativa Nana- y los amautas retribuyeron con collares con la cruz andina.

3.000

habitantes tiene Kotzebue, la sede de gobierno del municipio del noroeste del Ártico.

Después ingresaron a las ruinas, donde recibieron una explicación de su historia, estructura, su proceso de reconstrucción y, sobre todo, su significado místico y religioso. Los visitantes quedaron gratamente sorprendidos con lo sofisticado de estas construcciones.

Los momentos de confraternidad continuaron en un almuerzo en el que amautas y alasqueños compartieron experiencias de vida. Los indígenas de Alaska contaron cómo construyen sus casas de hielo, qué animales cazan y compartieron la elaboración de su postre típico, cocinado con grasa de ballena y bayas dulces.

Aspectos comunes

Los indígenas alasqueños quedaron gratamente impresionados por su experiencia en los rituales. Y encontraron una palabra en común entre ambas culturas. Tanto en aymara como en inuí o inuit (el idioma de su tribu) a hueco se lo denomina putu.

Hensley dijo, pensando en esta similitud sorprendente, que cabe la posibilidad que ambas culturas -en algún momento de su historia- fueron una sola. Además, agregó Barr, “no hay que olvidar que ambas culturas tienen valores en común, una misma historia por ser pueblos colonizados, y un mismo deseo de recuperar idioma, costumbres y recursos”.

Barr también resaltó que ambos son pueblos fuertes por resistir a factores climáticos tan adversos. Aunque comentó sonriendo que aquí ella se sentía “como en verano”.

Hensley y Barr planean seguir en contacto con las comunidades indígenas bolivianas para futuros contratos comerciales.

Por su parte, Margoth Laura, de la provincia Loayza y miembro del Consejo Nacional de Amautas y Guías Espirituales de Bolivia, dijo que el Consejo se encuentra satisfecho con la visita de los indígenas alasqueños y que ellos siempre están dispuestos a estos intercambios culturales porque es una forma de “mostrar nuestra cultura al mundo”.

Bases del espíritu inuí
- Compartir.

- Respetar a los ancianos.

- Amar a los niños.

- Tener humildad.

- Ser trabajador.

- Ser responsable con su comunidad.

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