A unos 20 kilómetros de San Julián existe un pueblo llamado Cordillera, donde viven 180 familias que, en un 98%, son guaraníes que llegaron de la provincia Cordillera, aparentemente, en los 50.
Félix Alcoba, capitán de la comunidad, dijo que pretenden ser considerados y reconocidos como distrito indígena. "Nosotros hablamos nuestra lengua nativa y queremos que a nuestros hijos en la escuela también se les enseñe este idioma, por lo que pedimos un maestro bilingüe".
Esta población percibe de los recursos municipales de San Julián solo Bs 50.000 que este año pretenden utilizar en el equipamiento de la posta de salud que tienen. Carecen de servicios de transporte y solo tres originarios tienen vehículo. Ellos son los que prestan servicio a diario, porque ninguno de los sindicatos de transporte ingresa a la zona por la lejanía y la poca afluencia de pasajeros.
A pesar de la mecanización de la agricultura ellos usan sistemas rudimentarios para cultivar diferentes granos. En su territorio existe una reserva forestal de 1.000 hectáreas, donde cazan y pescan aunque en muy poca proporción.
Cornelio Álvarez, de 62 años, dice pertenecer a la segunda generación de migrantes. “Nosotros somos indígenas y recuerdo que no nos querían, nos decían guarayos despectivamente, nos discriminaban, pero ahora vivimos tranquilos, convivimos". En este pueblo, donde las casas son precarias, se habla el idioma ancestral y muy poco español. /DM
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