Con la intención de conformar un directorio que fomente el bienestar de los aborígenes y descendientes de los primeros pobladores de la zona del triángulo del Bermejo, la directora departamental de Patrimonio Cultural, Cristina Romero, realiza un censo de las familias de ascendencia guaraní, de las que ya se logró registrar los datos de 150 personas y se espera llegar a las 200 familias. Romero explicó que en el avance del censo encontró mujeres viudas y sus descendientes originarios, de quienes, en algunos casos, sus casas se están cayendo. “La idea de reunir a todos los aborígenes y descendientes es formar un directorio para mejorar las condiciones de vida de estas familias, puesto que todavía continúan viviendo en la pobreza y la falta de trabajo”, indicó.
La funcionaria, hija de originarios guaraníes y que nació en Arrozales (segunda sección de la provincia Arce), afirma que los originarios netos todavía existen, como la familia Aparicio, aunque su descendencia vive en diferentes lugares de la ciudad y el campo. “Planteamos ante la Asamblea Departamental un proyecto de ley que favorece a las familias guaraníes, que llegaron a estas tierras en busca de una fuente de trabajo y hoy habitan en los barrios marginales”, agregó.
DESCENDIENTES
María Fernández Panique, quien cumplirá 89 años el 1 de noviembre, llegó a Bermejo en 1945 y recordó que los primeros habitantes que llegaron a poblar esta zona fueron los chahuancos y las cuñitas que vivían a las orillas del río Bermejo.
Fernández manifestó que conoció a “la cuñita Isabel, Aurora, Diosmira, Pancha, Berasai abuela de los Trujillo. “La mayoría de las cuñitas y chahuancos vivían a la orilla del río Bermejo, de quienes en época del Carnaval se escuchaba la tambora (por caja), que era tocada por Juancito quien noche y día tocaba este instrumento y la quenilla. El primer chalanero era un chahuanco al que le decían El Rubio, quien tuvo un hijo que posteriormente se convirtió en un gran deportista”, indicó.
De la misma manera, comentó los preparativos que realizaban los aborígenes para participar en las fiestas tradicionales. “Las cuñitas se pintaban la cara con las plantas de urucú para salir a bailar en época de Carnaval al son de la tambora, quenilla y la chicha cahui; como viviente en el lugar veía toda esta tradición, del baile y la música, hacían el Carnaval grande y el Carnaval chico”, manifestó a tiempo de recordar a Tomás Pacheco y a José Yache, el primer alcalde de Bermejo.
Asimismo, dijo que fue madrina de bautizo y confirmación de varias cuñitas que se evangelizaron. Recordó a don Atanasio Ponce, quien era el pagador de los soldados en el Fortín Campero y luego fue elegido como delegado municipal, quien aprovechando su cargo, quiso vender todo el sector donde están actualmente las oficinas de Entel y la Policía, pero ella y el “Chori” Ibáñez se opusieron.
Entre las primeras personas que estuvieron los primeros años de asentamiento población, citó a Francisco Urzagaste, Mérida, Ramón Rivero (el santiagueño argentino), los hermanos Valdez, la señora Petronila, madre de Guido Ar´soz, Ramón Torres y otras familias que fueron llegando a Bermejo de a poco, puesto que era una selva muy temida por las personas, al existir bastantes animales salvajes como los tigres (jaguares). “La población ha crecido y se han ido perdiendo las costumbres que existían en los principios de la formación del pueblo, que inició con la llegada de los militares en el Fortín Campero para sentar soberanía en el sur del país, comandada por Raña Trigo, posteriormente con las empresas petroleras y la instalación del ingenio azucarero de Bermejo hasta convertirse de una ciudad”, relató.
IDIOMA
Es común que las familias guaraníes hablen su lengua materna además del castellano, y en su vocabulario diario resaltan los saludos como nepuema chitimi (buenos días señorita), dekaruma chipia (buenas tardes), iyasurupay chitimi (muchas gracias señorita) y nepuntuma chitimi (buenas noches señorita). “A varios descendientes, ante el ingreso a la escuela, los padres ya no les enseñaron a hablar el idioma nativo porque en la escuela se los discriminaba, además que no había necesidad de aprender porque en la escuela les enseñan en lengua castellana”, comentó.
FIESTA TRADICIONAL
El Carnaval ha sido una de las fiestas más tradicionales que existían, los niños y niñas desde los cinco hasta los catorce años de edad, bailaban el atico en las vísperas del Carnaval, cuando las jóvenes cumplían los quince años de edad recién podían bailar el pimpín junto a los mayores, que hoy es denominado el Carnaval de las Flores.“La fiesta tradicional es el Carnaval de las Flores, en la comunidad de Porcelana, la cual se festeja después que pasan los carnavales grande y chico, los que hoy en día revalorizan esta cultura”, aseveró.
ALIMENTACIÓN
Romero relató que en los primeros años de su infancia la fruta y el pescado eran infaltables en la comida diaria, y mencionó que se cultivaba el maíz, del cual se hacía preparaciones como el witi, aticuy, anchi, mote. “Debido a que vivíamos en cercanías del río Tarija, los peces eran sazonados de diferentes maneras, frito, a la cancana, al horno, pacumutu y charque de surubí. Hoy en día, si no tienes plata no comes”, lamentó.
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