Oruro - Alantañitas se queda sin jóvenes. La tierra no rinde como antes y los muchachos de esta comunidad, del municipio de El Choro a 55 kilómetros de Oruro, están migrando. La zona parece un desierto donde predominan la tierra y los restos de totora seca. Hay nueve familias completas y matrimonios de ancianos viviendo en casas de adobe y paja.
“Lo que sucede es que todas las personas jóvenes se han decepcionado de criar animales o cultivar la tierra. Cada año es más difícil, porque por esta contaminación de las empresas mineras ya nada es igual”, dice Primo Quispe Chura (70), originario del cantón Quella, del municipio Poopó.
Egresan bachilleres y se van de sus comunidades llevando unas cuantas prendas envueltas en un aguayo y con la ilusión de tener un mejor futuro. Los lugareños recuerdan que antes de que la contaminación se agrave, sus hijos solían ocuparse del pastoreo de ovejas y el cultivo de papa. “Lo hacían porque les gustaba, pero todo cambió”, agrega Primo Quispe.
Soledad. “Nos quedamos solos. Todos los ancianos vamos a morir en esta tierra en la que vivieron nuestros padres. Pero duele ver que esté tan dañada”, dice Herminia Choque (58), una mujer viuda oriunda de Poopó.
La migración también hizo que queden atrás los rituales de matrimonio andino que solían celebrar las parejas a orillas del lago Poopó, como ocurría no hace más de dos años. “Eran muchas parejas jóvenes que venían a casarse aquí y vivían en las mismas comunidades, trabajando con ovejas o de la pesca”, acota Herminia, quien vive sola.
También quedó en el pasado la imagen de decenas de jóvenes que luego de sus clases montaban sus bicicletas e iban a pescar pejerreyes, para luego venderlos. El miércoles 24, a las 14.30, no había nadie pescando en la zona.
Los migrantes buscan llegar a Argentina y España para emplearse en talleres textiles, pero también prefieren probar suerte dentro de Bolivia y se van a Santa Cruz. “Se trabaja en cualquier oficio, porque la idea es salir de las comunidades”, sostiene Herminia. Quispe y Choque coinciden en que hay padres que apoyan la migración para que sus hijos tengan un mejor futuro, alejados de la contaminación.
Falta agua para los pobladores
Los pobladores de Huanuni, Machacamarca, El Choro y Poopó (departamento de Oruro) sufren por la falta de agua debido a que los afluentes están contaminados. Mientras tanto, las mineras usan diariamente miles de litros del líquido para sus operaciones.
“Tengo que ir día por medio en mi bicicleta hasta Machacamarca, son como 20 kilómetros, para traer agua, porque el río Desaguadero está contaminado y es dañino”, dice Ángel Flores, de Cochi Piakala, del municipio El Choro.
El Foro Boliviano sobre Medioambiente y Desarrollo informa de que la empresa Huanuni utiliza 28.320.000 litros por día del Chayanta y Pilcomayo, y Sinchi Wayra Poopó opera con 952.054 litros captados de pozos. Hay una tercera firma que, según la entidad, usa 77.860 litros. Huanuni desmintió la versión e indicó que usa 27 mil litros diariamente. Sinchi Wayra no emitió pronunciamiento alguno.
Dionisio Garzón
Esta agua no es apta para el consumo
Lo que primero se hace en una mina es la selección del material útil. Hay varias maneras de hacerlo, pero normalmente se muele el material y se concentra con agua. Ese concentrado contiene la mayor cantidad de mineral que se explota y hay un residuo que se llama desmonte (cuando es de las minas) y cola de ingenio (cuando es residuo de ingenios).
En ambos casos existen desechos minerales abundantes de otros metales que no son muy útiles, por ejemplo restos de sulfuros de hierro. Esos son los desechos que se botan y cuando llueve, todo ese material se disuelve en el agua de los ríos.
Son residuos que van formando, en el suelo y el agua, deposiciones denominadas óxidos de hierro y son típicas de la oxidación de los minerales metálicos. Quedan con un color naranja intenso. Son muy contaminantes y obviamente tienen iones de plomo, zinc, estaño y alguna vez de arsénico y mercurio. Esos iones son los que efectivamente contaminan el agua.
Definitivamente varía el color de ésta; por ejemplo, cuando es muy roja, significa que es muy ácida y tiene mucho contenido de hierro.
Esta agua no es apta para el riego y mucho menos para el consumo humano y de los animales. Cuando hay la tecnología y la predisposición, las empresas hacen sus diques de cola para evitar esta contaminación y tratan de que el agua que fluye en su drenaje aguas abajo no sea contaminada.
La verdad es que en su mayoría podemos ver que son las cooperativas mineras las que contaminan y esto se debe a que tampoco cuentan con una licencia ambiental.
Dionisio Garzón
es ex ministro de Minería.