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martes, 21 de junio de 2011

Con las “mesas” se piden bendiciones

Las “mesas” son un conjunto de objetos a los cuales, a través de una ceremonia, los amautas atribuyen la capacidad de bendecir o maldecir a la persona o familia para la que está destinada su preparación. Éstas se hacen con incienso, ch’alla y hojas de coca previamente acullicadas.

Cerca del Faro de Murillo de El Alto, en una larga hilera, están asentadas casitas de plásticos.

Allí, los amautas leen la suerte y ofrecen bendiciones.

MESAS PARA LA SUERTE. Marcela Mamani se acerca a una de estas casas forradas con nailon azul. Ella dice que sabe con quién hacerse bendecir para que en su negocio le vaya bien. Cualquiera no puede hacerlo, yo sé quién me lee y bendice con suerte. Vendo verdura y entre las comerciantes nos tenemos malos deseos, y como hoy es Año Nuevo, quiero saber cómo me irá el año que viene en mi negocio. Además, mi hija está un poco mal de salud y quiero pedir al yatiri que le cure su ánimo”. Si la gente se entera de los rituales que practica Mamani, para ella “no está bien, porque si ellos saben que vendo con éxito, dirán que mi negocio sólo funciona con bendiciones de los amautas y hasta me daría vergüenza que las k’ateras (vendedoras) se enteren de que me hago bendecir para vender mis verduras”.

MESAS DE MALA SUERTE. En la Autopista La Paz- El Alto hay una curva llamada del “diablo”, donde se hacen rituales para que las personas preparen mesas de ch’alla para bendiciones, pero también por maldiciones.

El barrendero que todos los días pasa por este lugar, Enrique Paye, dice que los sábados son los días en los que tiene más trabajo.

“Aquí encuentro de todo, la gente pasa toda la madrugada. Para estar bien cómodos, traen mesas, sillas y hasta colchones. Sobre la roca con figura de diablo y alrededores se prenden velas y echan coca, flores y objetos raros como ollas viejas, y queman ropa y zapatos”. De acuerdo con Paye, cada viernes por la noche, “la gente practica ritos que no son para pedir bendiciones, sino, al contrario, maldiciones”.

En cambio, los jueves, cuando sigue su rutina diaria, “lo que más recojo es azúcar y me imagino que eso es para pedir también al diablo cosas buenas”.

En esta parte de la ruta que conecta La Paz y El Alto, principalmente los viernes por la noche, hay gente que enciende fogatas, lleva cajas de cerveza y acullica.

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