“Como nosotros somos hombres del lago estamos acostumbrados a las caminatas. Hemos sorprendido porque llegamos muy rápido. Aquí estamos para que nos conozca el pueblo boliviano”, dijo el presidente de la marcha del pueblo uru del lago Poopó, Andrés Choque, mientras recuperaba el aire recién llegado a esa ciudad, el 14 de marzo.
El pueblo uru del lago Poopó cumplió el mandato de la marcha: seguir existiendo. Salieron de Oruro el 5 de marzo y llegaron a La Paz nueve días después, para sentarse en las gradas de la plaza San Francisco, extenuados por la caminata que les consumió energías y abarcas.
El pueblo uru -uno de los más antiguos de los cuales se tiene registro en el continente- vivió desde que se tiene recuerdo sobre la superficie de lagos andinos. Construyen islas flotantes con varias capas de totora. Las que están más abajo, al descomponerse emiten gases que quedan atrapados y contribuyen a mantener a las familias sobre el agua. Con el deterioro del ecosistema, en los últimos años, a los indígenas no les quedó otra que poner pie en tierra firme y dedicarse a actividades agropastoriles y de caza.
El lago Poopó da claros signos de degradación, provocada por las cercanas actividades mineras y por el cambio climático. Empezó a secarse y aparecieron en sus bordes muchas hectáreas, los indígenas no tienen la cifra, que legalmente serían fiscales. Pero de ellas se apropiaron comunidades aimaras cercanas según los marchistas. Ahora esos terrenos están cercados con alambres de púas, que deja a las familias urus atrapadas en un gueto acuático. Por ello, la marcha exigió la titulación de esas tierras a favor de la gente “del lago”.
“Nuestro pueblo es una lástima. Alguna vez podrían venir a visitarnos, se podrían admirar de cómo vivimos. No tenemos posta sanitaria, necesitamos desarrollo. Vamos a hacer conocer estas demandas al presidente, él tiene que trabajar para este pueblo uru. Para eso es el primer hombre que nos representa. Él nos conoce”, comentó Choque. Pero Evo Morales estaba en Venezuela por esos días.
En La Paz
Con los pies grises casi negros entraron a la ciudad, dieron a niñas y niños la cabeza de la movilización. Llevaban el cartel que sencillamente expresaba su único anhelo: “pueblo urus del lago Poopó”. Pedían la permanencia de esa identidad, de ese lugar, de esos nombres.
Una vez llegada la marcha a La Paz, la Asamblea Legislativa se movió para atender el pliego de siete demandas, una de ellas, la aprobación de una ley que garantice la protección de las comunidades de este pueblo que desde hace miles de años vive en esta región. Los marchistas llegaron con su anteproyecto de ley bajo el brazo. Pero el Gobierno ya tenía otro.
“Nos han mostrado un proyecto de ley que no conocemos, tal vez lo han construido a través del parlamentario Benigno Quispe”, diputado del pueblo uru chipaya, quien no osó acercarse por la marcha porque ya le habían advertido que no lo reconocían.
En su única noche en La Paz, la marcha durmió en la Universidad Mayor de San Andrés, donde tuvo ayuda de Defensa Civil. El pliego petitorio es atendido en mesas técnicas, integradas por los ministerios de Desarrollo Productivo, de Desarrollo Rural, de Salud, de Educación y por el Fondo Indígena, entre otros organismos del Estado.
"Se avanzó en educación, salud, desarrollo productivo. Verificaremos la denuncia de que otras personas cercaron el lago Poopó con alambre de púas y eso está afectando la fauna e inclusive atentando contra la misma vida de los hermanos urus", dijo Saúl Garabito, presidente de la Comisión de Pueblos Indígenas de la Cámara de Diputados
PARA CONOCER
Hombres del agua urus significa ‘los de la aurora’
Viven en territorios de Bolivia y Perú desde antes que los aimaras y quechuas. Algunas investigaciones señalan que se trata de uno de los primeros pueblos que habitaron el continente americano.
ANÁLISIS
Desplazados del altiplano
Marcelo Lara Barrientos / Antropólogo E Historiador
Hace un mes comenzó este problema. Se ha secado parte del lago donde está la comunidad Llapallapani. Y esas tierras que aparecieron fueron ocupadas por gente de comunidades aimaras. Esta coyuntura se enmarca en un conflicto largo. Permanentemente, desde antes de la Colonia, el pueblo aimara ha desplazado a los urus de sus territorios.
Los urus vivían exclusivamente del agua, pero ahora tienen un limitado acceso a este recurso. El lago Poopó sufrió descenso de agua, y nuevas tierras fueron descubiertas. Los aimaras los han hecho retroceder y no se les reconocía su derecho a tener tierras, por esa visión de que son del lago. Actualmente, el pueblo uru vive en pequeñas porciones de territorios donados por la Pastoral Social.
Ya no podían vivir exclusivamente del lago, porque su ecosistema ha tenido cambios, no hay recursos suficientes. Ante esa situación precaria, comenzaron a desarrollar actividades agropastoriles. El lago se ha secado y las tierras que aparecen pertenecerían al Estado.
Pero habitantes de algunas comunidades aimaras han empezado a cercar. Existe un gran interés por esas tierras, porque son aptas para el cultivo de quinua. Eso mueve las acciones por apropiarse de esa área, que es parte del territorio ancestral del pueblo uru, el cual ha vivido durante siglos allí.
Actualmente, son tres comunidades uru del lago Poopó separadas, porque entre ellas median otras comunidades aimaras. Los marchistas demandan que les den esas tierras, esa franja que ha surgido en las orillas, para tener continuidad territorial. Es un espacio legítimo del pueblo uru que los puede articular, preservar su modo de vida y su cultura, sin afectar a los ayllus vecinos
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