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lunes, 25 de marzo de 2013

Los Urus: Los “Hombres Agua”, no quieren ser “Hombres Secos”


Saliendo de lo más recóndito de la Historia, la marcha de la etnia Urus nos trae al presente su dramática lucha de siglos por sobrevivir, aún, en el Estado Plurinacional que parece haber olvidado la existencia de este reducido grupo humano, habitante del Lago Poopó, en el departamento de Oruro.

Cerca de doscientas personas, niños, mujeres y hombres, partieron a principios de marzo rumbo a la ciudad de La Paz, desde la árida planicie que rodea al Lago Poopó, cuyas aguas se van evaporando como la vida de los Urus.

La Marcha de los Urus, vista por varios medios de comunicación, fue una marcha más de las que llegan a la Ciudad de La Paz, epicentro político y caja de resonancia de miles y miles de voces que claman justicia.

Sin embargo, la Marcha de los Urus es diferente: salió de las islas flotantes del Lago Poopó, dejando circunstancialmente la vida acuática, conminando a unos cuantos ancianos, el cuidado de la Patria Lacustre y sus orillas de tierra polvorienta, engullida según denuncian los “Hombres Agua” por comunidades aymaras, totalmente ajenas y hasta enemigas de la Cultura Urus.

Por tal razón, los Urus exigen una Ley Específica que garantice su forma ancestral de vida; que proteja su cultura, las tierras que poseen a orillas del Poopó y que el Estado boliviano, coopere en el campo de la Salud y de la Educación.

Empero, desde el oficialismo, hay reticencia a crear y promulgar una Ley Especial pro-Urus; en consecuencia, la Ley que estarían preparando, sería en provecho de las minorías, anulando y excluyendo las características y modo de vida ancestral Urus.

Irónicamente, el Estado Plurinacional, con una Ley general para las etnias “chicas”, daría el golpe de gracia a los Urus que, por sus características históricas y sociales, merece por derecho y por su valerosa lucha de sobrevivencia durante siglos, una Ley Específica que la defienda como a grupo en extinción.

Si los legisladores y gobernantes colocan en un mismo saco a los Urus y etnias de minoría, será el principio del fin de los habitantes lacustres del Lago Poopó y se estaría vulnerando la Ley 048 contra el racismo y toda forma de discriminación.

HISTORIA

DEL DESPRECIO

Para comprender el hondo significado de la Marcha de los Urus, es imprescindible referirnos a su particular Historia; a una execrable y distorsionada historia, a una leyenda negra que tiene sus raíces en el Collado aymara; que se acentúa con el gobierno Inca; que se hace fuerte en la Colonia y cuya detestable herencia la estamos presenciando hoy mismo, cuando el Estado Plurinacional, que si bien reconoce la existencia constitucional de esta etnia, busca la manera de englobarla en las etnias pequeñas, rechazando la tragedia milenaria del pueblo Urus y negando en los hechos, su derecho a ser reivindicada como ejemplo de sacrificio, dignidad y tesón.

CRONISTAS

DE LA COLONIA

Los cronistas de la Colonia, Ludovico Bertonio, el padre Acosta y el padre Calancha, coinciden en que los Urus son: “Una nación de indios despreciables entre todos, que de ordinario son pescadores y de menos entendimiento”; “Son estos indios tan brutales que ellos mismos no se tienen por hombres. Cuentan ellos, que preguntados qué gente eran, respondieron que ellos no eran hombres, sino Uros, como si fueran otro género de animales”; “Son aquellos pescadores de la Laguna y los isleños de aquel archipiélago, gente belígera, guerreadora, soberbia, inconstante, vil, temática, temeraria en lo que intenta y sin miedo de la justicia en lo que acometen o porque tienen fácil la huida, o porque es dificultoso prenderlos o porque los más los aborrecen de muerte a los españoles y les enamora poco la Ley Evangélica” ( Citado por Mario Montaño Aragón en “Síntesis histórica de Oruro”, 1972).

La visión de los cronistas de la Colonia, ha influido, definitivamente, en la visión de los demás grupos étnicos no lacustres y sobre todo, en los historiadores bolivianos (con honrosas excepciones), que repiten esta cruel leyenda negra.

LOS URUS VISTOS POR

ROY QUEREJAZU LEWIS

Por el contrario, el arqueólogo e historiador boliviano, Roy Querejazu Lewis, en su obra “Bolivia Prehispánica”, Editorial Juventud, 1989, refiriéndose al pueblo Urus, afirma que es un: “asombroso y curioso grupo étnico” y prosigue: “Esta etnia proviene, al parecer, de las antiguas migraciones proto-agrícolas y pre-cerámicas que se produjeron a través del Estrecho de Behring hace más de 8 mil años antes de Cristo(…) De todas maneras, los Urus de hoy se nos presentan como la única supervivencia de pueblos proto-agrícolas, de cultura también cazadora, pescadora y recolectora, en todo el territorio andino de Bolivia. En origen pertenecerían a la Cuarta Cultura Suramericana , portadora de las puntas líticas de jabalina tipo Ayampitín. Una vez llegados a Suramérica, ocuparon las regiones lacustres del Altiplano Andino, dando origen al denominativo de “Hombres de Agua”.

MAS ANTIGUOS

QUE EL MISMO SOL

Ni los cronistas de la Colonia, ni historiadores influidos por corrientes europeas del Siglo Diecinueve, comprendieron por qué preferían ser “Urus y no hombres”. La explicación es simple: para ellos, ser diferentes fue y es una forma de contrarrestar la leyenda negra que pesa sobre el pueblo del Lago Poopó.

Los Urus están conscientes de que, además de ser el pueblo más antiguo que pisa el altiplano andino; más viejo que el sol, tienen otra gran diferencia respecto a los “hombres secos”: ni el viento, ni las heladas ni el intenso frío, les hacen daño y por último, según sus portavoces, “tienen sangre negra” que les hace aún más diferentes del resto de los mortales. Es decir, que su propia visión, es la única defensa que tienen contra el mundo exterior.

Según el antropólogo Jehán Vellard, los Urus llaman a los otros hombre “Kont sun’chay” que traducido a la lengua española, significa “los hombres secos”, los “hombres terrenales” . Vellard, reproduce una conversación que tuvo con un anciano Urus, que a la letra dice: “Nosotros, el pueblo del Lago, los kot-Suñs, no somos hombres. Mucho antes que los incas, antes que el Padre del cielo, Tatitu, creara a los hombres, los aymaras, los quechuas y los blancos, aún antes que el sol alumbrara el mundo, antes de la última aurora, que anunciaba la época actual, cuando la tierra estaba aún sumergida dentro de una semioscuridad. Iluminada solamente por la luna y las estrellas, más brillantes que hoy, el Lago Titicaca mucho más extenso que el que tú conoces, se extendía hasta los confines del altiplano. Ya antes, nuestros padres vivían aquí. Nosotros no somos hombres. Nuestra sangre es negra, es por eso que nosotros no podemos ahogarnos; nosotros no sentimos el frío del Lago durante las noches de invierno; las neblinas, la heladas que penetran a los hombres y les hacen morir de neumonía no nos hacen mal. El rayo no nos puede golpear. Nosotros no hablamos la lengua de los hombres y ellos no comprenden lo que nosotros decimos. Nuestra cabeza es diferente de aquella de otros indios. Somos un pueblo aparte, muy viejo, el más viejo, el pueblo del Lago. Los Kot Suñs, nosotros no somos hombres”.

JUSTICIA PARA

LOS URUS

La Marcha de los Urus, que llegó a la ciudad de La Paz después de una caminata de once días, constituye un reto para el nuevo Estado Plurinacional, obligado por la Constitución, a defender a esta etnia de la rapacidad de ciertas comunidades no Urus. ´

El avasallamiento de tierras, en el área lacustre no es noticia de hoy; existen estudios sobre el constante afán de aculturizar a los habitantes originarios del Poopó, desde tiempos inmemoriales, hasta convertirlos en una especie de esclavos. Por esta razón, es tan importante que tanto el Legislativo como el Ejecutivo, definan una política de protección al pueblo Urus y ello sólo será posible con una Ley Especial, como la que exigen los marchistas del Lago Poopó.

De lo contrario, estaremos ingresando a una sórdida guerra de etnias grandes, contra las etnias que, como la Urus, está en extinción. Las autoridades estarían apoyando indirectamente a una peligrosa geopolítica interna de fronteras móviles y al supuesto “derecho al espacio vital”, geopolítica tan de moda, en la Alemania de Hitler. (clovisdiazf@gmail.com).

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