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martes, 29 de enero de 2013

Declaración de la Cumbre de los Pueblos, Santiago de Chile

RECURSOS “Los derechos y bienes naturales arrebatados a nuestro pueblo deben ser recuperados por medio de la nacionalización”.

Santiago de Chile/ Pasa la Voz

La declaración apunta “al reconocimiento constitucional de la naturaleza como sujeto de derecho”.

La declaración reclama “Respeto a la libre determinación de los pueblos originarios”.

La Cumbre de los Pueblos se reunió en Santiago de Chile los días 25, 26 y 27 de enero de forma paralela a la I Cumbre Celac-UE, aglutinó a más de 500 organizaciones sociales, pueblos originarios y sindicatos. En su declaración final se toca un conjunto de planteamientos y enfoques que tratan la estructura del poder económico global, la crisis, también global, y las alternativas que se han tratado en esta Cumbre. El comunicado en su conjunto tiene, en el momento actual, una relevancia especial. A continuación se mencionarán algunos de los puntos importantes del comunicado, que son muchos.

“Esta hegemonía del capital financiero se manifiesta, entre otros, en la privatización y mercantilización de los servicios públicos, el desmantelamiento del Estado de bienestar, la precarización del trabajo, el extractivismo, la usurpación, la destrucción y mercantilización de los bienes naturales y sociales propios del pueblo y el desplazamiento forzoso de los pueblos originarios, provocando las crisis alimentarias, energéticas, climáticas”.

“En la Unión Europea la crisis capitalista ha significado un verdadero golpe de Estado financiero, que ha impuesto políticas de austeridad en contra de los derechos de los pueblos, de los derechos laborales, ambientales, etc.”.

En otro momento, la declaración apunta: “Los derechos y bienes naturales arrebatados a nuestro pueblo deben ser recuperados por medio de la nacionalización, la comunitarización de los bienes y servicios, y los medios de producción y el reconocimiento constitucional de la naturaleza como sujeto de derecho. Esto para promover el paradigma del buen vivir, basado en el equilibrio del ser humano con la naturaleza y el medio ambiente y los derechos de la tierra, al servicio de los pueblos, con una economía plural y solidaria”.

La declaración reclama “respeto a la libre determinación de los pueblos originarios del mundo, entendiéndolos como pueblos hermanos no sometidos a la territorialidad impuesta por la colonización”.

En este marco, la declaración reclama “plena solidaridad con el pueblo Palestino y todos aquellos pueblos y naciones oprimidas por el poder colonizador y el imperialismo, así como el repudio a las intervenciones cívico-militares en Honduras, Haití y Paraguay. Apoyamos los procesos de paz, con la participación de los actores sociales y políticos en Colombia. Solidaridad con el pueblo cubano en contra del bloqueo, con Argentina en el proceso de recuperación de las Malvinas, con Bolivia y su demanda por salida al mar, con el pueblo Venezolano en el proceso bolivariano y con los movimientos sociales en Grecia y España. En el caso de Chile, solidaridad con el movimiento estudiantil en defensa de la educación pública, gratuita y con el pueblo-nación mapuche contra la represión realizada de parte del Estado”.

La declaración concluye: “Frente al poder del bloque dominante, sólo la unidad y la solidaridad entre nuestros pueblos nos dará la fuerza necesaria para alcanzar nuestros más altos objetivos y vencer”.

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