Abuelos y yarituses son los dos personajes que caracterizan los danzantes; promesa o devoción son los motivos por los cuales se participa en este ritual, algunos llevan toda una vida, otros entre 5 y 10 años, otros recién empiezan, unos siguen los pasos de algún familiar que transmite la creencia a hijos y nietos.
Desde muy temprano y al son de la tamborita hicieron el saludo a la aurora y luego se concentraron en la piedra de los apóstoles para dirigirse al templo misional donde se ofició la misa en honor a San Pedro.
La presencia de niños como yarituses y abuelos ha demostrado que hay una nueva generación por delante que tomará la posta para continuar con el ritual.
Hoy sábado continúa la festividad, esta vez en honor a San Pablo con el mismo programa. Los yarituses visitarán la casa de las religiosas Obreras de la Cruz, donde harán el ritual de danza en círculo y el agradecimiento especial a todas las personas que participaron este año en los actos. /MC

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